[dropcap]L[/dropcap]a competitividad de un país se mide por la capacidad de sus empresas de generar y aportar valor agregado, en un entorno económico favorable y bajo reglas de juego que sean claras, transparentes e iguales para todos los competidores.
La manifestación de que un país es competitivo está en el nivel y sostenibilidad de sus exportaciones, y en la diversificación de los rubros exportables. Pero hay que entender que la competitividad es un asunto de empresas, no de gobiernos.
El Estado está para posibilitar la estabilidad macroeconómica y garantizar un clima favorable a la inversión.
Pero para que una empresa sea competitiva local y/o internacionalmente, se requiere un incremento en su productividad, es decir, una mejoría en el nivel de eficiencia de los factores producción.
Alcanzar altos niveles de productividad, sin embargo, no es una tarea sencilla, ni se llega a estos niveles por atajos o por prácticas empresariales en desuso; se logra una mayor productividad a partir de contar con factores productivos de calidad y en cantidad suficiente, tales como el trabajo; pero este trabajo cuesta y a ese costo le llamamos salarios. Por ende, trabajadores calificados y productivos implica salarios decentes y suficientes. Y no es una ecuación que los empresarios no conozcan.
El tema es que se satisfacen con mercados pequeños y pocos exigentes; de ahí el nivel de nuestras exportaciones frente a las importaciones durante los últimos diez años, y los resultados en la balanza en cuenta corriente.
La anterior reflexión es a propósito de la iniciativa público privada lanzada por el presidente Medina, que busca crear un espacio para el fomento de la competitividad. Uno de los temas analizados por Medina fue la necesidad de que la competitividad se base en mejores salarios y en una economía productiva que conduzca a un estado de bienestar.
Se planteó que esta alianza impactará en áreas de la competitividad como son: Sistemas de permisos, comercio e inserción en mercados internacionales; infraestructura, transporte y logística; ambiente macroeconómico y fiscal, innovación, encadenamientos productivos, entre otros.
Me pregunto, sin embargo, ¿subirán los salarios las empresas para atraer trabajadores más calificados que contribuyan a elevar la productividad? ¿Qué pasó con el Plan Nacional de Competitividad Sistémica que se formuló en 2007 y que buscaba impactar estos mismos renglones? ¿Qué pasó con el Consejo Nacional de Competitividad y los recursos que allí se invirtieron para mejorar nuestra competitividad¡ Sólo faltan las respuestas.