[dropcap]H[/dropcap]ay Estados de facto (de hecho) y no de derecho. ¿Qué significa? Son territorios, dentro de un país con reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que han declarado unilateralmente su independencia con la aprobación de sus habitantes.
En esta condición hay 14 naciones que llevan décadas en la búsqueda de ser parte de la comunidad internacional. Su camino ha sido largo y tortuoso.
¿Cuál es el Estado más joven? La República de Sudán del Sur se separó formalmente del Sudán el 9 de julio de 2011. Para lograr su independencia fue realizado un referendo en enero de este año bajo la supervisión de la comunidad internacional y seis meses después (julio) fue admitido como nuevo Estado Miembro de la ONU.
El Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (IGADI), que se especializa en estos temas, publicó en 2011 y 2013 el “Informe Mundial de Estados de Facto”, cuya intención fue la de aproximarse a la realidad de esta problemática visiblemente marginal, atípica y escasamente abordada en los medios de comunicación. Sólo son noticias cuando activan conflictos relevantes para la política internacional y la seguridad de países influyentes.
¿Cuáles son los Estados de facto? Algunos nombres son poco conocidos, pero otros son muy notorios: Abjasia, Ajaria, Alto Karabaj, Kosovo, Osetia del Sur, Palestina, Puntlandia, República Turca del Norte de Chipre, Sahara Occidental, Somalilandia, Taiwán, Tíbet, Transnistria y Xin Jiang.
Para algunos de estos territorios que aspiran a ser países de hecho y de derecho se les ha dificultado más que a otros lograr el reconocimiento de una parte de la comunidad internacional, ya que su intención es separarse de algunos de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU con poder de veto.
Según el informe del IGADI, la problemática de los Estados de Facto afecta a aproximadamente a 40 millones de personas en tres continentes: Europa (con seis casos); África (tres casos); y Asia, que incluye a Taiwán y Palestina, en Oriente Medio. En muchos casos las economías de estos territorios o países sin reconocimiento de la ONU se han convertido en ejemplos de crecimiento y fortaleza.
“Se puede abordar, desde una perspectiva conceptual, que los Estados de facto (EDF) implica considerar la vitalidad de entidades políticas que, habiendo proclamado su independencia, reconocida o no por algún otro Estado miembro del sistema de Naciones Unidas, precisamente no forme parte de ese sistema, a pesar de conservar los elementos necesarios para ser reconocidos internacionalmente como Estados de derecho: independencia declarada, legitimidad gubernamental sobre una determinada población y territorio; institucionalidad y prestación de servicios públicos; servicios de seguridad y fuerzas armadas, entre otros”, destaca IGADI en su informe.
El primero de los casos es Abjasia, un epicentro del poder soviético en la otrora República Socialista Soviética de Abjasia, cuya soberanía fue reconocida en 1921, pero un año más tarde Abjasia y Georgia entraron a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En 1931, Stalin adhirió Abjasia a Georgia, pero los abjasios retomaron su decisión de ser independientes y fueron a un referendo en marzo de 1991. Al mes siguiente Georgia declaró su independencia y pretendió anexar a Abjasia sin tomar en cuenta los términos bajos los cuales debía hacerlo.
En agosto de 2008 el gobierno ruso reconoció la independencia de Abjasia y firmó un acuerdo militar para cuidarla de Georgia. Estados Unidos, que tiene poder de veto en la ONU, no admite el nuevo país.
La agricultura es el fuerte de Abjasia, principalmente cítricos, tabaco, té y uvas. Además, industrializa carne y el turismo, en tiempos de paz, es una de sus principales fuentes de ingresos.
Ajaria es otro de los llamados o calificados como Estados de facto. Es una región autónoma dentro de Georgia, la exrepública soviética que logró su independencia en 1992, es uno de los territorios más conflictivos de la región. Tres zonas buscan su independencia: Osetia del Sur, Ajaria y Abjasia.
Su característica principal está en el dominio de la religión musulmana. Desde la salida de los turcos, en 1878, quedó en poder de Rusia y fue de una de las repúblicas autónomas de la URSS, pero tras su disolución volvió a formar parte de Georgia, de la que hoy busca liberarse.
En 2004, con la elección de un nuevo presidente, se avivaron las tensiones entre Georgia y Ajaria. En mayo, Mijaíl Saakashvili, quiso ceñir de nuevo el territorio a la constitución de Georgia, pero se vio obligado a renunciar al cargo y exiliarse en Rusia. Esta nación es reconocida sólo por los rusos. El turismo es una de sus principales fuentes de ingresos, además de la agricultura y algunas industrias.
Nagorno Karabaj o Alto Karabaj es un caso especial. Es un territorio que reclama su soberanía dentro de Azerbaiyán, para lo que cuentan con el apoyo de Rusia y Armenia. A finales de 1993 el conflicto había dejado 20,000 víctimas y alrededor de 800,000 refugiados de Azerbaiyán.
Durante la primera década de este siglo, el gobierno de Alto Karabaj sentó las bases para la formación de un Estado soberano, democrático, social y de derecho, definido en su Constitución de 2006.
Osetia del Sur, que también busca liberarse de Georgia, es uno de los territorios más conflictivos. Rusia juega un papel de primer orden. A esta región le sucedió como a muchas otras que pertenecían a la URSS, pues su nivel de autonomía las dejó en un estado de incertidumbre a partir de 1991.
Tras la Segunda Guerra con Georgia, en agosto de 2008, Rusia fue el primer país en reconocer la independencia de Osetia del Sur junto con la de Abjasia. El reconocimiento también vino de parte de Nauru, Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, aún el territorio no convence a la ONU y lo rechazan la Unión Europea y Estados Unidos, entre otros.
Kosovo es sin duda uno de los Estados de facto con mayor notoriedad en los últimos 20 años. Los conflictos han sido permanentes. En 1974, la Federación Yugoslava, a la que pertenecía desde 1913, le otorgó a Kosovo el estatus de provincia autónoma.
En 1989, el presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, abolió la autonomía y de inmediato se iniciaron los conflictos, surgiendo el Ejército de Liberación de Kosovo, que atentó contra objetivos serbios.
La economía de Kosovo es una de las más débiles de Europa. El ingreso per cápita es de 6,500 euros, aproximadamente y las remesas de la diáspora y la ayuda extranjera son vitales para el sustento. Su industria no es fuerte y el suministro de electricidad está en crisis. El desempleo llega hasta el 35%.
Palestina, sin duda uno de los más famosos, es un territorio cuya lucha de independencia y reconocimiento la lleva a cabo contra Israel. Ha recibido apoyo de la mayoría de los países miembros de la ONU.
Datos del Banco Mundial establecen que en 2010, su economía creció 7%, pero su dependencia de la ayuda extranjera es muy alta. Los conflictos han afectado las inversiones y el desempleo está sobre el 40% en algunas zonas.
Puntlandia, que no ha tomado mucho espacio en los medios, es otro de los territorios que reclama independencia y soberanía. Está ubicado en el extremo del Cuerno de África (noreste de Somalia). Divide con la autoproclamada República de Somalilandia, que también busca el reconocimiento internacional. La pobreza extrema es común en estas dos naciones. Aún no cuentan con el reconocimiento de ningún Estado.
La República Turca del Norte de Chipre es otro de los Estados de facto que controla una parte de la isla, en el Mediterráneo. Su capital es Nicosia Sur. Sólo es reconocida por Turquía desde 1983. Naciones Unidas sólo admite a al Estado Turco Chipriota. Logró que en 2004 la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa otorgara un estatus de observador a los representantes de la comunidad turco-chipriota.
Occidente de África
Sahara Occidental, en África, también busca su soberanía. Fue colonia de España y en 1957 Marruecos la reclamó mediante la vía armada, pero los españoles hicieron frente al ataque y aprovechó para unir los territorios de Saguia el Hamra y Río de Oro en una sola provincia, cuyo nombre fue Sahara Española.
Otros países vecinos han reclamado soberanía sobre esta tierra. Las actividades de pastoero, pesca y extracción de fosfato de bucraa, considerado uno de los mayores en el mundo, constituyen su sustento. Casi no llueve y sus alimentos deben ser importados casi en su totalidad. Marruecos controla el comercio.
Uno de los Estados de facto más populares en el mundo es Taiwán. Su desarrollo le ha valido reconocimiento. Su principal problema está en que debe independizarse de China, uno de los miembros permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU y por ende con poder de veto. Al Tíbet le pasa igual que a Taiwán, ya que también es reclamado por China, aunque tiene cierto nivel de autonomía. Otro Estado de facto es la República Moldava Pridnestroviana (RMP).
Es llamada Transnistia y reclama el territorio al este del río Dniéster, la ciudad de Bender y sus localidades circundantes a orillas del oeste. Sin embargo, Moldavia no reconoce la secesión y considera esos territorios controlados parte de la región autónoma moldava.
El último territorio, el tercero en conflicto con China, es Xinjiang, el cual aún no se ha declarado independiente, pero forma parte de las cinco regiones autónomas desde 1955. Sin embargo, en los últimos años ha crecido el descontento porque los chinos los catalogan como ciudadanos de segunda.
Requisitos
Según la Carta de las Naciones Unidas, podrán ser miembros todos los Estados amantes de la paz que acepten las obligaciones consignadas en la Carta, y que, a juicio de la Organización, estén capacitados para cumplir con las obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo. Los Estados son admitidos como miembros de las Naciones Unidas por decisión de la Asamblea General y por recomendación del Consejo de Seguridad.
¿Cómo obtiene un nuevo Estado o Gobierno el reconocimiento de las Naciones Unidas? El reconocimiento de un nuevo Estado o Gobierno es un acto exclusivamente atribuido a otros Estados y Gobiernos. Generalmente implica la disposición a establecer relaciones diplomáticas.
Las Naciones Unidas no son un Estado ni un Gobierno, y por lo tanto, no tienen la autoridad para reconocer un Estado o Gobierno. Como organización de Estados independientes, puede admitir nuevos Estados como miembros o aceptar las credenciales de los representantes de un nuevo gobierno.