Cual si fuera un virus, en los últimos días se observa un rebrote de la demanda por un retiro anticipado de un porcentaje de los fondos de pensiones que, en esta ocasión, parece ser parte de una estrategia partidaria.
En efecto, a falta de propuestas para la mejora de la gestión pública, y también por la evidente carencia de ideas novedosas sobre temas económicos o, más aun, sobre cómo enfrentar la pandemia del covid-19, el rojo ha optado por hacer suya, de manera integral, la demanda de marras. Si antes la solicitud la encabezaba un llanero solitario, ahora se le une un barco que tiene más jefes que remeros, y eso es lamentable y, al mismo tiempo, peligroso.
Lo lamentable es que se quiera destruir un esquema previsional que, si bien no es perfecto y tiene elementos de su funcionamiento que corregir, es de las pocas cosas que verdaderamente funciona en República Dominicana. Pero lo peligroso es que pueda ser aprobado en el Senado de la República por la insensatez de algunos congresistas, la indiferencia de otros o la voracidad de los que serían directamente beneficiarios. Sin embargo, aún hay tiempo de que esta locura sea detenida, de que esa bomba sea desactivada, y de que ese desatino no pase a mayores.
Los fondos de pensiones no son un capricho, al igual que no lo son las administradoras de estos fondos, sino que constituyen los recursos que ahorran los trabajadores para ser utilizados durante su vejez, y así está establecido en la Ley 87-01 de Seguridad Social. De hecho, el Artículo 59 de esta ley plantea que “Las aportaciones a la cuenta personal del afiliado constituyen un fondo de pensión de su patrimonio exclusivo, el cual será invertido por la administradora de fondos de pensiones (AFP) seleccionada, en las condiciones y límites que establece la presente ley y sus normas complementarias, con la finalidad de incrementarlo mediante el logro de una rentabilidad real. El fondo y sus utilidades son inembargables, no serán objeto de retención y sólo podrán ser retirados cuando el afiliado cumpla con los requisitos para su retiro, bajo las modalidades establecidas por la presente ley y sus normas complementarias”.
Actualmente, el patrimonio de los fondos de pensiones es un poco más de RD$830,000 millones, monto histórico en ahorros para nuestro país y, particularmente, para los trabajadores. Retirar anticipadamente un 30% de este patrimonio implicaría, no solo el inicio de la destrucción de dichos fondos, sino también inyectar a la economía RD$249 mil millones, en un momento en donde toda la ciudadanía está asustada por el incremento generalizado de los precios. Peor aún, aprobar este proyecto atentaría con la estabilidad del tipo de cambio y, obviamente, con la estabilidad macroeconómica de la nación dominicana, algo que no necesitamos en estos momentos, pues nuestras principales preocupaciones deben estar en ver como se consiguen todas las vacunas para salir de la crisis sanitaria y económica.
Un buen consejo para los coloraos, es que vayan a la tumba de su líder y guía y le pregunten sobre la idoneidad de esta propuesta que, de seguro, y con la austeridad que lo caracterizaba, les dirá que esa no es la forma de recuperar un partido político, ni la manera de conquistar adeptos, pues el tiempo del populismo forma parte de lo que el viento se está llevando.