[dropcap]E[/dropcap]s obvio y además lógico que el curso de ruta que tome el mundo deberá encontrar reacción en todos los escenarios propios de vida del hombre.
A propósito de la aprobación de leyes en Estados Unidos que han cambiado el curso de la historia en cuanto al matrimonio entre personas de un mismo sexo, como líder de influencia que verdaderamente aún es la marca norteamericana, todos estos temas han crecido; se han formalizado por el mundo.
La publicidad, las marcas y la dirección de mercadeo definitivamente han tenido que manifestarse en este escenario actual, y por eso no sólo ya vemos marcas con inclinación homosexual que reciben, obviamente, un marketing direccionado a estos mismo como “target”.
Se han abierto nuevos espacios dentro de la moda, el cine, el turismo, el buen vivir, y hasta el arte, dando lugar a que la economía busque crecer en consecuencia con esta realidad que vivimos.
La publicidad sexual la conocemos desde hace mucho tiempo atrás, en la mayoría de los casos se centra en la mujer y la exuberancia anatómica que representa un alto atractivo para los hombres, y en este formato de manera tradicional han entrado ropa, cigarrillos, bebidas alcohólicas y otros rubros afines.
Ahora le ha tocado el escenario a la publicidad homosexual, donde de manera abierta se expone claramente la tendencia, que además es castigada por casi todo el mundo a quienes se les oponen.
Ciertamente, si tomamos como parámetro las familias, y con ellas las sociedades, entenderemos que todo lo que habita se compone y se descompone a partir de ambas. Y la realidad es que los cambios no naturales desde el punto de vista humano común, traen afecciones a las familias, quienes enfermas luego afectan las sociedades, y en consecuencia se agita el mundo sobre una plataforma que parece irreconocible.
Habrá quienes se opongan por razones religiosas, o por razones morales y hasta éticas, pero la dirección del efecto dado seguirá creciendo y ocupará grandes espacios que afectarán más que nada a nuestros propios hijos.
En mi apreciación personal no estoy de acuerdo con ninguna de las dos, ni con aquellas plataformas sexuales que alimentan lo que bien pudiera estar torcido, ni con aquellas plataformas homosexuales que de manera tajante son una realidad a contra natura de la raza humana, pero que el sistema ha dado un espacio y lugar a esto.
El reto está ahí; nuestros hijos crecen y sus sentidos, como los sentidos humanos normales están atentos a todo, para analizarlo desde su perspectiva y tomar decisiones en lo adelante que siempre serán del tamaño de la influencia que a estos les llegue.
El desmedido despliegue sexual de la mujer, que se hace presente más que nada en el día de hoy en la música que se escucha en la calle, y las parejas de un mismo sexo, adoptando niños para que sean sus hijos, donde no está mamá y papá, si no, otra cosa; proponen uno de los laberintos más difíciles de resolver en estos tiempos.
No nos conformamos con los retos de las economías, ni con el peligro de las enfermedades contagiosas, el cáncer o enfermedades cardiovasculares propias del mismo estrés.
La humanidad va por más, quizás de manera sórdida, hacia un abismo nunca visto, donde necesitaremos de manera intrínseca un salvador.
Lo que nos rodea no debe dejar de importarnos a los padres de estos tiempos, sin rabias, sin resentimientos y sin pasiones.