[dropcap]L[/dropcap]a confección de prendas de vestir y utensilios diversos para el hogar es un arte que forma parte de la oportunidad de muchas mujeres que aprenden el oficio para integrarse al sector laboral independiente para ser económicamente activas.
En República Dominicana la Industria Nacional de la Aguja (Inaguja) es una institución dependiente del Ministerio de Industria y Comercio (MIC) que se encarga de ofrecer formación en el área de confección de prendas de vestir, manualidades y visuteria, con el apoyo del Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep), a mujeres en condiciones vulnerables para que se inserten al modelo de micro empresas en la industria de manufactura en todo el territorio nacional.
Luisa Ramírez, directora general del Inaguja, declaró a elDinero que la principal intención de enseñar mediante los talleres que se imparten en la institución es que las mujeres trabajen por su cuenta en sus casas, o que logren quedarse en uno de los negocios de costura en los que hacen prácticas.
Proyecto
Con el apoyo del gobierno del presidente Danilo Medina se creó un plan piloto que consiste en la instalación de 50 talleres de confección de prendas de vestir en distintas comunidades del país, que emplearían a más de 300 mujeres.
Según Ramírez, este plan incluye un financiamiento con una tasa de interés de 5% anual, en tanto que el Inaguja entrega los materiales necesarios para la fabricación de las diferentes prendas, de modo que las beneficiarias puedan iniciar sus operaciones y luego empezar a pagar el equipamiento de los talleres.
[pullquote align=”right” cite=”” link=”” color=”#ffce36″ class=”” size=”22″]“El proyecto ha impulsado la creación de 50 talleres que benefician a más de 300 mujeres”[/pullquote]
El equipo que proporciona el Inajuga es tres o cinco máquinas de coser, una planta eléctrica de 2 a 3 kilos, una mesa de corte, una tabla de planchar, una plancha a vapor y una tijera grande.
Además materiales de insumos según las prendas a confeccionar: telas, hilos, zipper, botones, pellón, entre otros.
Los requisitos para la formalización de los talleres es que deben de tener como máximo cinco personas empleadas y un local; de no ser así, Inaguja adicionalmente les presta RD$10,000 para que habiliten una habitación de su casa o para el alquiler de un local.
Otro de los puntos que va en favor de mejorar la calidad de vida de las mujeres y hombres que últimamente se han incorporado al programa de capacitación, es que el Gobierno le asignaría al Inaguja el 20% de la compra de los uniformes de varias instituciones del Estado, estudiantiles, militares o de cualquier otra área. Este porcentaje se divide entre todos los talleres, para garantizar una mayor oferta de trabajo.
Ramirez dijo que actualmente la institución esta trabajando con el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (Inabie) en la confección de uniformes y mochilas escolares.
Testimonio
Con 38 años de experiencia dedicados a la confección de decoración para el hogar y prendas de vestir, Yvelisse German, cuenta que tenía su máquina de coser llena de polvo en el taller ubicado en la calle Josefa Brea , Villa María, Santo Domingo. “Las ventas de las cortinas, cojines, manteles, colchas, sabanas, juego de baño y ropa; cayeron de repente, me vi sin nada y pasando trabajo”, dijo.
Según recuerda, todo comenzó por casualidad. Se enteró de los cursos que se impartirían en Inaguja y eso fue suficiente para darse cuenta que sus conocimientos de costura podrían proporcionarle una nueva actividad laboral y la oportunidad de ganar dinero.
“Todo ese proceso me pareció sorprendente, y al no tener nada más que hacer, me animé y fui a tomar el curso. Allí luego me equiparon el taller y hoy soy una mujer empresaria con cinco empleados y actualmente me dedico a la confección de uniformes de las diferentes instituciones del estado” agregó.
HISTORIA INAGUJA
La Industria Nacional de la Aguja fue fundada el 28 de agosto del año 1958, mediante el Decreto 1090-04, por la necesidad que había en ese entonces de producir lazos de cintas que serían exportados a los Estados Unidos. En el año 1996, la Corporación de Fomento Industrial, ahora ProIndustria, fue la primera institución que le dio su apoyo donando 10 máquinas de coser. A partir de ese momento se crearon varios centros de capacitación en varios sectores del país.
Luisa Ramírez, en su primer período de gestión entre los años 1996-2000, como directora de Inaguja, decidió preparar un proyecto para capacitar al personal de la institución, lo presentó al Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep), el cual se comprometió a ceder profesores para esos fines. Este convenio se extendió y hoy día se mantiene la capacitación de mujeres y hombres en los centros ubicados en Santo Domingo, Santiago, Higüey, El Seybo y Santiago.