[dropcap]E[/dropcap]l terremoto que afectó a Haití el 12 de enero de 2010, además de causar cientos de miles de muertes y un cataclismo de dimensiones inconmensurables, puso a prueba la histórica solidaridad de República Dominicana con la nación vecina. Todo quedó demostrado. Nadie, ningún país, llegó primero a socorrer a los heridos, a rehabilitar el sistema eléctrico y las telecomunicaciones, así como a dar alimento a cientos de miles de seres humanos que lo perdieron todo, incluyendo familias enteras.
El Gobierno, obviando que tenemos muchas necesidades por resolver, se volcó en pleno. Instituciones dominicanas se pusieron a disposición de Haití. En tiempo récord fue inaugurada una universidad donada por nuestro país.
El sector privado también fue en auxilio. AES Dominicana, EGE Haina, Orange, Codetel y algunas estaciones de radio prácticamente se mudaron en Haití hasta dejar en condiciones básicas algunos servicios. El Centro de Operaciones de Emergencias fue receptor de millones de pesos en mercancías, comida, ropa y muchas otras cosas para ser entregadas a los damnificados del terremoto. La labor de los Comedores Económicas fue titánica.
¿Cuántas madres haitianas dan a luz en hospitales dominicanos de forma gratuita?
La Fundación Sur Futuro, con ayuda internacional y un concierto montado en solidaridad con Haití, reconstruyó el Hospital San Francisco de Sales, el más antiguo de la nación, a un costo de US$24 millones, con capacidad para 215 camas y las últimas tecnologías aplicadas a la medicina.
El Estado dominicano invierte alrededor de RD$2,000 millones en el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, la mayoría indocumentados haitianos que llegaron al país en busca de mejores oportunidades y que han hecho vida familiar. Cerca de 300,000 se inscribieron y comienzan a ser sujetos con derechos y deberes civiles que no tenían. Su estatus anterior sí era injusto.
Sin embargo, la irresponsabilidad de las autoridades haitianas también ha quedado demostrada. Un 50% carece de acta de nacimiento. El proceso provocó la renuncia del embajador haitiano en el país Fritz Cinéas en febrero pasado, agobiado por la falta de respuesta a sus compatriotas en territorio dominicano.
Si bien los haitianos han hecho grandes contribuciones a la economía dominicana, lo cual no se discute, los organismos internacionales han sido injustos y quieren que el país no ejerza el derecho que le asiste, como a cualquier otro Estado, a establecer una política migratoria responsable.
Cualquier ataque respecto a este tema es injusto si se toma en cuenta que República Dominicana, además de ejercer un derecho que le asiste, está poniendo orden en un tema neurálgico que, inclusive, tiene importancia capital en materia de seguridad. Cada país tiene derecho a saber quién está o no en su territorio.
Jamás nos hemos quejado ante Estados Unidos, España o cualquier otro Estado por repatriaciones de dominicanos indocumentados o que hayan purgado pena, pues es un derecho que les asiste.
Hay que destacar la defensa que el Gobierno ha hecho del país en los escenarios internacionales. Las posiciones del presidente Danilo Medina y del canciller Andrés Navarro son harto conocidas. Han sido responsables en sus respuestas y explicaciones a la Organización de Estados Americanos, Naciones Unidas y otros organismos multilaterales.