Cuando en marzo de 2020 se reportaron los primeros casos de covid-19, las actividades productivas fueron alteradas radicalmente, incluyendo al sector manufacturero. Las acciones se enfocaron en lo esencial: contener el avance de la pandemia, asegurar la salud y la vida de las personas, a un costo: crisis económica.
En medio de la pandemia las industrias mostraron su capacidad de resiliencia, de seguir operando acogiéndose a todos los protocolos sanitarios necesarios e incluso medidas extras de seguridad personal para garantizar el abastecimiento de productos alimenticios, de higiene personal, de medicamentos. Sus hombres y mujeres continuaron laborando (aunque muchas se vieron en dificultades y algunas pequeñas y medianas empresas se vieron precisadas a reducir o cerrar sus operaciones).
El cambio político ocurrido en agosto del 2020 no condujo –como en algunas ocasiones- a la incertidumbre. El Gobierno del presidente Luis Abinader dio continuidad a medidas que venían implementándose y que estaban resultando exitosas.
Tomó, además, nuevas iniciativas que fortalecieron la confianza del sector industrial en la posibilidad de una estrategia de desarrollo sostenible de la nación al declarar la industria como una prioridad nacional, establecer la Mesa de la Industrialización y promover la extensión de beneficios de la Ley de Proindustria (un paso acertado que permitirá continuar avanzando hacia la Industria 4.0).
Retos y prioridades
La AIRD ve con optimismo el año 2021. En máxima tensión será necesario que todos los sectores económicos, políticos y sociales trabajen mirando en la misma dirección: cuidar la salud de las personas y reactivar la economía.
En dicha recuperación el sector industrial –tanto de zonas francas como industria nacional- será un elemento de primer orden. La Mesa de la Industrialización es vista por la AIRD como un espacio que ha de elaborar estrategias y planes para que la reindustrialización del país sea un logro de todos. Esto constituye una gran oportunidad para RD y es una prioridad.
Un primer reto es la implementación y seguimiento de las acciones de la Estrategia de Desarrollo Industrial presentadas en el Tercer Congreso de la Industria. Esta incluye propuestas en el campo de la “conectividad y logística”, de la “articulación productiva”, transformación del capital humano para el empleo, el impulso de procesos de economía circular, así como un Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos, entre otras.
El proceso de reindustrialización implica el salvaguardar el tejido productivo y fortalecer la generación de divisas. Ninguna medida que atente contra la estabilidad y desarrollo de las industrias establecidas puede ser positiva para el país.
Desde la AIRD se ha enarbolado la bandera de la Industria 4.0. Para esto, es fundamental el fortalecer las alianzas universidad-industria que permita capacitar los recursos humanos que esta nueva etapa industrial demanda, la transformación por la que está pasando la industria dominicana y así poder mantener e incrementar la competitividad requerida. Para 2021 es muy importante el promover el consumo de lo nuestro y compras locales del Gobierno.
Convertir en consigna y orgullo el consumo de lo “Hecho en RD” contribuye con el desarrollo de las pequeñas y medianas industrias. Es importante implementar el programa de Consumo lo Nuestro propuesto en el Programa de Gobierno del actual presidente, aplicando plenamente el Decreto 86-20 que prioriza las compras industriales en programas sociales del Estado, así como fortalecer la generación de liquidez mediante el pago eficiente a los proveedores del Estado.
De modo especial, el apoyo a las Mipymes debe seguir incluyendo su encadenamiento con otras industrias y el fortalecer sus canales de distribución.
Las empresas están, en el presente año, llamadas a aprovechar la nueva Ley de Proindustria, una puerta abierta para avanzar hacia la innovación y la adquisición de tecnología. Es necesario promoverla y aplicarla, facilitando la inversión en nuevas tecnologías y en innovación, lo cual es clave para incrementar la productividad y las exportaciones, el empleo formal, la sostenibilidad del sector.
Un reto importante es continuar superando las trabas burocráticas que se imponen a la industria y que hace difícil, por ejemplo, los encadenamientos productivos con el turismo o que hace a veces más fácil importar un insumo que requiere otro sector que comprarlo en el propio mercado local, o que dificulta un registro sanitario, tema que debe ser solventado definitivamente.
Es por igual clave, mejorar la infraestructura logística de las industrias. Es un reto que 2021 sea un año donde prime lo proactivo y no se desgaste tanta energía en “producir contracorriente”. En ese sentido, es fundamental que pueda concluirse y firmarse el Pacto Eléctrico, que pueda consensuarse un Pacto Fiscal que conduzca a fortalecer el aparato productivo, así como las finanzas públicas.
Una deuda pendiente es la modernización del Código Laboral. La pandemia ha puesto en evidencia la urgencia de concluir un proceso que lleva años y ha traído nuevos temas como el teletrabajo.
La AIRD ha enarbolado la bandera de una transformación en el modelo económico y un elemento clave es asumir el concepto de economía circular. Un paso importante ha sido la aprobación de la Ley de Residuos Sólidos. En ese sentido, su aplicación y el lanzamiento de los sistemas en el área de la construcción y de otros empaques es un elemento clave en que han de trabajar juntos diversos sectores, incluyendo el sector público. El inicio de un sistema en el segmento de las botellitas plásticas o de PET es señal clara de que es posible, es beneficioso en términos de sostenibilidad ambiental y llegará a ser beneficioso desde el punto de vista financiero.
Es un reto clave seguir implementando medidas que permitan convivir al cuidado de la seguridad y salud de las personas con la producción de las industrias y otros sectores.
El sector industrial ha demostrado sus sólidos estamentos y que se recupera de las crisis; que sortea desafíos, que es clave en el bienestar social y vuelve más fuerte que nunca.