Jamás había tenido la oportunidad de acercarme, conocer, ver, tratar, conversar o intercambiar al menos un monema con el hoy ministro de Trabajo, Luis Miguel De Camps García-Mella, abogado y, además, presidente del Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), organización política fundada por su padre, Hatuey De Camps Jiménez, fallecido en agosto de 2016 a los 69 años de edad.
Este primer encuentro fue el viernes 5 de este mes. Febrero siempre es importante. Será un día que jamás olvidaré. La visita al ministro la había coordinado hacía algún tiempo con el área de Comunicaciones, que muy bien dirige Ibelca Mencía, una excelente profesional con experiencia en los sectores público y privado.
¿Cómo fue mi experiencia con el ministro de Trabajo y qué pienso de él? Como he dicho, fue la primera vez que lo vi cara a cara, pero también me estreno en expresar públicamente lo que pienso sobre un funcionario del Estado. Su vida privada jamás puede ser de mi interés, pero sí su condición de servidor público. De Camps García-Mella conjuga una mezcla de aptitudes y actitudes: competente, educado, directo, transparente, preocupado por que las cosas salgan bien; explícito (muy), de carácter suave, pero dominante; aterrizado, consciente de la responsabilidad que le puso la historia en su vida y, además, abierto a aprender. Supongo que debe ser un hombre con defectos y virtudes, como yo.
Noté, eso sí, que quizá no esperaba que, en mi condición de periodista, con poco más de 20 años de ejercicio en el área de economía y finanzas, aprovechara la oportunidad para hablar con él sobre algunos temas referentes al mercado de trabajo, los retos del sector a propósito de algunas reformas pendientes, así como de sus planes institucionales. Él sabe que tiene un enorme reto con República Dominicana y que hoy día los ojos de la sociedad, de los ciudadanos, están posados como nunca antes sobre el proceder público de quienes están en el Estado.
¿Me perdonaría estar con un ministro de su categoría y no “sacarle” algo de información válida, pertinente e interesante para los lectores de elDinero? Jamás. Por suerte, él sabe cómo recibir, tratar y despedir a quienes llegan a su despacho, el cual, según noté, está abierto para la ciudadanía. Me sentí muy bien y cómodo con la charla que sostuve con él. Se notó en él a una persona muy segura de sí misma, disponible y abierta. Creo que al igual que el presidente Luis Abinader, él sabe muy bien cuál es el papel de los medios de comunicación.
De Camps-Mella no sólo es un político joven, con futuro, sino que procede de una familia de altísimos valores (o profundos) que lo comprometen con el legado que conoce el país de su estirpe. En su condición de servidor público, que podría ser esta su primera (gran) vez, quizá deba acostumbrarse a estar siempre listo, presto, a tener lista una respuesta para todo, incluso aquellas que son ambiguas, pero que dejan satisfechos a los inquietos.
Incluso, y será únicamente en su condición de funcionario del Estado, habrá de recibir visitas de cortesía con frecuencia, como sé que lo ha hecho en los meses que lleva al frente del Ministerio de Trabajo, que es, sin quizá, una de las instancias más importantes que tiene el país. En tiempos de pandemia, con una pérdida mayúscula de empleos, con planes reformulados en la parte laboral, pero además con leyes por revisar, tendrá mucho trabajo en los años por venir. Estoy seguro de que justificará muy bien cada centavo que le pagamos los dominicanos, pues se ve que es un hombre de trabajo, apegado a la ética y a la medición en base a los resultados.
Puedo colegir, y no lo aseguro porque fue mi primer encuentro con él, que tiene un temperamento muy parecido al de su padre. Si algo caracterizó a Hatuey De Camps Jiménez fue su claridad meridiana para expresarse. Me gustó su franqueza al expresar sus sentimientos. Es inteligente y eso quedó demostrado por la forma en que pudo encaminar la conversación, a pesar de que quizá no era lo que él esperaba de mi “visita de cortesía”.
Para que conste en acta o como nota al margen, el PRSD, que lidera el actual ministro de Trabajo, es hijo del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), igual que el ahora oficialista PRM; como también el PLD, BIS, PRI, La Estructura, y podríamos decir que hasta la Fuerza del Pueblo, que hoy lidera Leonel Fernández, vendría a ser como el primer nieto del PRD. En todos los casos, sin excepción, las pugnas internas e intereses partidarios y personales provocaron las rupturas que luego “dieron a luz” las nuevas organizaciones.
Por cierto, los De Camps Jiménez son cotuisanos, como yo. Quizá por este lazo geográfico-histórico hubo buena vibra entre nosotros. ¿Sí? Me gustó como terminó la conversación: entre risas.