El economista y exdirector de Impuestos Internos (DGII), Magín Díaz, lo tiene bastante claro: “Hay que hacer un ajuste fiscal de gran magnitud. No hay escapatoria. La pregunta es quién va a pagar la cuenta”.
Su advertencia, sin embargo, la viene haciendo desde que estuvo al frente de la agencia responsable de recaudar cerca del 75% de los ingresos del Estado. En agosto de 2019, ante la matrícula de la Cámara Americana de Comercio (AmchamRD), afirmó que el sistema tributario no resiste la postergación de una actualización profunda del Código Tributario, para superar -bajo consenso y sin populismo político ni corporativo- su rezago frente a la economía y la sociedad de hoy, partiendo de que el marco legal tiene 25 años de vigencia.
Para enfrentar el contexto de crisis y caída en los ingresos, Díaz plantea, como una opción, reducir el gasto público, pero “esta es la menos realista de todas las soluciones y enfrentará al Gobierno no sólo con una sociedad que demanda cada vez más gasto, sino con su propio partido en el cual muchos entienden que llegó al poder para recibir una cuota del presupuesto”.
Otra opción que plantea, y lo hizo a través de su cuente de Instagram, es hacer el ajuste por el lado de los ingresos: subir las recaudaciones, lo que implica aumentar la carga tributaria de las personas y/o las empresas para llevar la presión tributaria del país a niveles cercanos los contemplados en la Estrategia Nacional de Desarrollo.
Además, dice, el Gobierno puede descantarse por una tercera opción: no hacer nada, pero advierte que esto eventualmente llevaría a un default de la deuda pública, es decir, que la cuenta la paguen los inversionistas que apostaron al país y a la seguridad que les dio el Gobierno de que iba a honrar sus compromisos.