El desarrollo social se centra en la necesidad de poner en todos los procesos de desarrollo en primer lugar a las personas, y su sostenibilidad se logra cuando el Estado tiene un papel decisivo como su promotor y coordinador con la participación activa de las comunidades, la sociedad civil, el sector privado y los grupos marginados, generando una transformación de esa relación en acciones concretas a favor de todos para construir una sociedad más justa.
El sector gubernamental juega un papel determinante para el desarrollo social de un país, ya que se requiere de la formulación de políticas regulatorias, programas de financiamiento y participación internacional para lograr grandes cambios.
El desarrollo social promueve el crecimiento económico y mejores alianzas estratégicas para generar una mejor calidad de vida. La pobreza no solo se refiere a los pocos ingresos que las personas puedan obtener, se trata de la vulnerabilidad en la viven, la exclusión en la sociedad, el manejo de instituciones pocos transparentes, la falta de poder y voz propia y la exposición a la violencia en todos los sentidos.
El desarrollo social es un proceso que conduce al mejoramiento de las condiciones de vida de toda la población en diferentes ámbitos: salud, educación, nutrición, vivienda, vulnerabilidad, seguridad social, empleo y salarios.
Promover el desarrollo social significa escuchar a los pobres e incluir sus opiniones en el proceso de desarrollo, comprendiendo y abordando sus necesidades, prioridades y aspiraciones, contribuyendo así en la formulación de las políticas sociales necesarias.
El desarrollo social fomenta la gestión de proyectos que fortalezcan la resiliencia de las comunidades y las instituciones frente a la crisis climática, promueve iniciativas de empoderamiento social y económico, dirigidos a los jóvenes y los grupos desfavorecidos que incluyan personas con discapacidad, asegurando siempre que se contemple en su implementación la perspectiva de género.
Los proyectos o iniciativas a favor del desarrollo social abordan temas como: reducción de la inseguridad alimentaria, abastecimiento de agua y saneamiento, inclusión de la población en atención de salud, acceso a la educación escolar en el nivel básico para todos, prevención de actos de violencia a las minorías de alguna población, reasentamiento de población migrante o refugiada, ante desastres naturales, acceso a viviendas dignas y saludables, inclusión de las personas con discapacidad entre otros.
El desarrollo social sin duda es un trabajo de todos y para todos; las empresas pueden aportar experiencia, recursos e influencia para abordar desafíos sociales, el gobierno puede implementar políticas y planes para promover el progreso social y las organizaciones de la sociedad civil entienden muy de cerca los problemas y las poblaciones que las empresas y el gobierno en muchos casos desconoce.
El enfoque más poderoso para un desarrollo social sostenible es un trabajo en equipo en torno a una agenda común para diseñar e implementar soluciones en las cuales cada sector desempeñe un papel importante, poniendo en primer lugar a las personas.