Hay dos variables macroeconómicas que inciden de forma preponderante en los costos de las empresas y, por supuesto, en lo que demandan los consumidores: la tasa de cambio y la inflación. En ambos casos tienen que ver con el poder adquisitivo de los agentes económicos o la capacidad para adquirir bienes y servicios con una cantidad de dinero fija según sea el nivel de precios.
República Dominicana ha mostrado niveles de estabilidad de precios que han servido de referencia en la región, lo mismo que la depreciación de la moneda. Sin embargo, estas variables, cuando se comparan en períodos más extendidos, dejan claro que no todo ha sido tan tranquilo, ya que el mercado local acumula, muy posiblemente, niveles de desfase que llaman la atención respecto a la velocidad en que se han ido ajustando algunos costos, principalmente de empresas manufactureras y de servicios.
Todas las empresas, por ejemplo, han sido afectadas por la actualización de determinados márgenes relacionados con sus operaciones, lo que ha impactado negativamente su rentabilidad y, por supuesto, su capacidad para generar valor agregado y nuevos empleos. A fin de cuentas, el resultado global de la economía es la que paga las consecuencias.
La pandemia provocada por el covid-19 ha puesto de manifiesto algunas debilidades estructurales de la economía, principalmente a través de los sectores generadores de valor agregado. La dependencia del mercado externo, principalmente para gran parte de la materia prima importada, ha quedado al descubierto. Según el Banco Central, la manufactura local presentó una contracción acumulada de 3.7% en el período enero-septiembre 2020, pero al mismo tiempo es un sector que se ha mantenido estancado en su ponderación del producto interno bruto (PIB), con un promedio de un 26.5% durante la última década.
¿Qué ha pasado con la tasa de cambio? La relación de la moneda dominicana con el dólar estadounidense es otra de las variables que inciden en los precios. La tasa de cambio promedio del mercado spot para la compra del dólar estadounidense en el período enero septiembre de 2020 fue de RD$55.81, para una depreciación de 9.2% en relación con el promedio del mismo período de 2019. Para la venta promedió RD$55.89/US$, lo que indica que el peso se devaluó un 9.1% con respecto al promedio de igual período de 2019.
El Banco Central destaca que, en cuanto a la tasa de cierre al 30 de septiembre de 2020, la depreciación acumulada para las tasas de cambio de compra y venta fue de un 9.2% y un 9.4%, respectivamente, con relación al 31 de diciembre de 2019.
Desde julio a la fecha, sin embargo, el peso muestra una ligera apreciación respecto al dólar, al pasar de RD$58.2693 a RD$58.0955, para la compra, y de RD$58.3452 a RD$58.3285, para la venta. Este indicador es importante porque incide básicamente en los costos asociados a la importación de materia prima y en otros componentes asociados a la producción de bienes y servicios.
En todo caso, el peso viene perdiendo terreno frente al dólar de manera continua, acentuándose en algunos años más que en otros. El 2020 fue histórico, tomando en cuenta los efectos de la parálisis de la economía como consecuencia del covid-19. Igual ha sucedido con otros períodos. En 2019 el dólar acumuló una apreciación de 5.1% frente a la moneda local, según datos al cierre de este año. Quiere decir, entonces, que la depreciación acumulada del peso frente al dólar, en los últimos dos años, es de alrededor de 14%.
Aunque el peso se relaciona con al menos otras 14 monedas, según una tabla del Banco Central, la ponderación del dólar es mayor, ya que domina las transacciones internacionales. La devaluación acumulada del peso dominicano frente al dólar, en lo que compete a la venta, es de 28.67% entre 2014 y 2020. La tasa de cambio para la venta pasó de RD$42.9692 a RD$58.3154, lo que significa una diferencia neta de RD$15.3462, para una devaluación relativa de un 35.71% entre el cierre de 2014 y 2020.
Cuando la comparación se hace con la tasa promedio anual para la venta en el mercado spot, el dólar pasó de RD$43.5577 durante 2014 a RD$56.5783 en 2020, según datos del Banco Central. Esto significa una depreciación neta del peso de RD$13.0206, para un 29.89%, lo que indica que el valor de compra del peso cayó en casi un 30% en este período.
La inflación es la elevación continua y generalizada del precio promedio de los bienes y servicios de una economía. Este fenómeno económico también influye en los costos, que ha sido una de las quejas recurrentes de los sectores productivos. Algunas veces guarda relación con la depreciación de la moneda.
¿Qué dicen las estadísticas respecto al comportamiento de los precios? Entre 2014 y 2019 la inflación acumulada fue de 14.65%. Al incluir el 2020, que se prevé en cerca de un 5.0%, entones llega a casi 20% en el período bajo análisis.
Sólo en noviembre, según el Banco Central, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró una variación de 0.60% respecto a octubre 2020, lo que situó la inflación acumulada en el período enero-noviembre en 5.05%.
La inflación interanual, medida desde noviembre de 2019 hasta noviembre de 2020, se ubicó en 5.26%. En adición, si se considera la serie analítica de la nueva base referencial del IPC, el incremento anualizado del mes de noviembre se ubicaría en 4.40%. Cabe precisar que las referidas variaciones interanuales irán convergiendo en los próximos meses.
Apuesta por la industria
El presidente de la Asociación de Industrias (AIRD), Celso Juan Marranzini, consideró que la promulgación de la Ley de Proindustria es un paso positivo para el sector en el presente, pues abre puertas a nuevas inversiones, a la reinversión de utilidades y porque fortalece el camino hacia la Cuarta Revolución Industrial, así como la incorporación de nuevas tecnologías.
Al agradecer al presidente Luis Abinader por la promulgación, destacó que es un paso de avances hacia una mayor investigación y desarrollo de nuevos productos “y, en definitiva, es una señal positiva que indica con claridad de qué se habla con la declaración de la industrialización como una prioridad nacional”.
El dirigente industrial explicó que se trata de un paso fundamental en reactivar las empresas que conforman el sector manufacturero, incluyendo las Pymes, en la generación de más empleos formales, especialmente en estos momentos tan delicados que vive la economía mundial a causa del covid-19.
“La industria como prioridad nacional implica un proceso que requiere nuevas inversiones, nuevas políticas, y un marco que favorezca tanto el avanzar hacia la Industria 4.0 como incrementar las exportaciones. La aprobación de la Ley de Proindustria por parte del Congreso y la promulgación por parte del presidente Luis Abinader constituyen un paso correcto en esa dirección”, expresó el presidente de la AIRD.
Marranzini aseguró que, al igual que en la primera etapa, la nueva Ley de Proindustria favorece la innovación y la modernización de las industrias, el fomento de la asociatividad, los encadenamientos productivos con los demás sectores de la economía, parques industriales, la posibilidad de promover mayores niveles de las exportaciones y la constitución de mecanismos de facilitación de comercio, entre otros.