Las mipymes están con el grito al cielo porque las restricciones impuestas por el Gobierno las están llevando a la quiebra. Una pregunta: ¿Son las restricciones o son las consecuencias de una pandemia que han obligado a las autoridades de todo el mundo a tomar medidas para evitar el colapso del sistema sanitario? Otra pregunta: ¿Cómo podríamos juzgar el comportamiento de la sociedad ante las medidas restrictivas para evitar que el covid-19 siga ganando terreno?
La verdad es que hay que estar en los zapatos de quienes tienen un pequeño negocio que vive del día a día. Es admisible su situación de crisis, de bajas ventas, por el límite de horarios y de aglomeraciones. Sin embargo, habría que ver qué sucedería en el país si colapsa el sistema sanitario. Podemos estar seguros de que si la población hubiera cumplido al pie de la letra las recomendaciones, probablemente esta situación se estuviera superando.
En lo que el hacha va y viene, en lo que la pandemia cede y la falta de conciencia de una población que no quiere entender que hay medidas que no serán agradables, todo con el propósito de salvar vidas, es necesario que sigamos asumiendo cuotas de sacrificio. Nadie quiere estar en los zapatos de las pymes, pero tampoco en los de aquellas familias que han perdido un ser querido.