Para Juanito (nombre ficticio) su corta vida ya le parece larga. Sus sueños de jugar de forma sana con otros niños, asistir a la escuela, tener donde vivir y alimentarse sin tener que pedir dinero a desconocidos cada vez se hacen más distantes. Su cruda realidad rompe hasta los corazones más fuertes.
Con apenas 10 años de edad, sus días se caracterizan por la lucha constante de sobrevivencia ante un medio que lo expone al abandono, maltrato psicológico, abuso físico, trabajo infantil, acoso y explotación sexual.
Estas son solo algunas de las violaciones de derechos más comunes que viven cientos de miles de niños, niñas y adolescentes en países tercermundistas. República Dominicana no escapa a esta realidad.
En este país caribeño, el 67% de los hogares utiliza el castigo físico o psicológico para disciplinar a sus hijos. El 20.8% de la población de 0 a 5 años carece de registro de nacimiento y el 3.5% de los niños y niñas de educación básica abandona la escuela.
Así lo plantea un análisis de la situación de la Infancia y la adolescencia del país, en 2012, realizado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), el Consejo Nacional para la Niñez y Adolescencia (Conani) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
A estos flagelos se le suman la situación de alta vulnerabilidad que padece la población infantil y adolescente en situación de calle. Los llamados “niños de la calle”, sujetos carentes de derecho, a pesar de constituir un pilar significativo para el desarrollo futuro del país reciben, en muchos casos, la desidia de la sociedad.
“Yo no he comido nada aún, pero a veces la gente me da algo…”, describe Joselito, (nombre ficticio) sus penurias en las frías y, para su estado de indefensión, peligrosas calles de Santo Domingo. Lo penoso es que ese es el ‘pan de cada día’ de las decenas de menores en condición de calle, quienes carecen de una alimentación adecuada, educación, ropa limpia y un hogar seguro donde dormir.
En República Dominicana no existen estadísticas que cuantifiquen el número de niños y niñas en situación de calle, o sea, no se sabe con exactitud dónde se encuentran; se desconoce sobre sus edades o sus condiciones específicas de inserción al medio, lo que evidencia una debilidad estatal en cuanto a la implementación de políticas para evitar esta realidad.
Conforme al encargado de Hogares de Paso del Conani, psicólogo Christian Valdez, del 2012 al 2019 estos hogares brindaron protección a 7,698 niños, niñas y adolescentes, principalmente por situaciones de abuso infantil. Los ingresos se realizan con una orden de un juez.
El maltrato infantil es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo e integridad…”.
De igual forma, advierte que el maltrato puede tener consecuencias a largo plazo, siendo una de ellas que cuando sean adultos corran mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales. Estos maltratos dejan secuelas durante toda su vida, afectando su nivel social y profesional, por ende, ralentiza el desarrollo socioeconómico del país.
En ese sentido, sufrir violencia en la infancia, explica el Conani en su sitio web, modifica las estructuras cerebrales y el funcionamiento de diferentes sistemas, afectando la capacidad cognitiva, el desarrollo y el bienestar de la persona en su vida adulta, y creando un efecto intergeneracional de dependencia a sufrir violencia o de perpetuar la conducta violenta en la adultez.
“Todo niño, niña y adolescente tiene derecho a su supervivencia, a la salud, a ser educado en base al respeto y la tolerancia, y a recibir un buen trato que favorezca el desarrollo pleno de sus capacidades, respetándose su integridad física, psíquica y emocional”, expresa la institución.
Presupuesto
Para este año el Estado dominicano destinó RD$1,442.4 millones, más que el 2019, el cual fue de RD$1,088.1 millones. Sin embargo, este monto no corresponde al monto anual específico, equivalente a un mínimo del 2% del Presupuesto del Estado que se le debe asignar a Conani, según establece la Ley 136-03, en su artículo 448. Las donaciones internacionales ayudan a paliar la situación financiera.
Según el análisis de Unicef, para proteger a los niños y niñas en situación de calle, se requiere, además de políticas y servicios sociales, el fortalecimiento institucional del Sistema de Protección de los Derechos de los Niños y Niñas, especialmente en lo que respecta a la articulación interinstitucional de actuaciones dirigidas a la prevención y atención de los niños y niñas en situación de calle.
Trabajo infantil
Otro flagelo que afrontan es el trabajo infantil. En 2002, la Organización Internacional de Trabajo (OIT) instituyó el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, debido a que unos 168 millones de niños y niñas en el mundo estaban en esa situación.
En República Dominicana no solo se observan niños dominicanos sino también de origen haitiano que también permanecen en situación de calle. Durante un recorrido por distintas avenidas del país, reporteros de elDinero observaron a niños y niñas de ascendencia haitiana pidiendo o realizando actividades económicas en o por encima de los umbrales específicos de la edad y que por demás se involucran en trabajos peligrosos.
Algunos de los niños abordados por este medio explicaron que se sustentan con lo poco o mucho que los transeúntes o peatones les brinda, ya sea dinero o comida.
Explican de forma tímida que viven con sus padres, quienes se dedican a ser pedigüeños. Es decir, que no reciben en el contexto familiar los estímulos necesarios para su desarrollo integral.