[dropcap]A[/dropcap] sus 26 años, José María Cabral es uno de los principales directores de cine del país. Su deseo era ser actor, por lo cual comenzó a filmar cortos con el fin de protagonizarlos. Pero su labor detrás de la cámara lo atrapó. Hasta el momento ha filmado Excesos, Jaque Mate, Arrobá, Despertar y ahora El detective Willy.
¿Qué es lo más difícil a la hora de hacer una película?
Creo que siempre lo más complejo es la filmación. Aquí es donde tienes el circo andante, todo lo que preparaste en el guión, en tu cabeza, en los ensayos, en las pruebas de cámara y toda la pre-producción debe tomar vida en esta etapa. Las películas son muy costosas y por ende se requiere que las hagas en muy poco tiempo. Cuando tienes mucho qué filmar, poder organizar esas cuatro semanas es lo más difícil.
¿Cuál es su película dominicana favorita y por qué?
Creo que Pasaje de Ida por el momento que se hizo, lo que se logró, lo que se contó. Agliberto Meléndez se arriesgó en 1988. Un drama social de gran impacto. No fue un éxito taquillero, o sea, que fue un riesgo total de tiempo, de dinero. En ese momento no había ley, no había nada establecido. Esa sigue siendo mi película favorita.
¿Qué es lo más gratificante de hacer cine?
Conectar con una audiencia. Y cuando me refiero a conectar, no hablo de conectar con todo el mundo. Por lo menos un nicho. De repente que un grupo de personas, puedan inspirarse con tu película, disfrutarla o simplemente reírse y pasar un buen tiempo. Eso es gratificante. A mí me llena de mucho placer ir al cine y, en lugar de ver la pantalla, ver al otro lado a la gente reaccionar. Para mi poder manipular el espectador a sentir lo que tú quieres que sienta es interesante.
Hay quienes afirman que el cine local no ha madurado…
La industria realmente crece hace unos cinco o seis años. Podemos decir dos o tres años antes de la ley, pero es con la ley que viene el boom, que ya está dando frutos. Podemos ver distintos géneros, estilos, propuestas, mejor calidad, discursos, exposición internacional, y eso seguirá creciendo con el tiempo. No podemos correr antes de caminar.
¿Hacia dónde entiende que se dirige el cine dominicano como industria?
Creo que se dirige a un cine exportable, comercial y de valor artístico. El dominicano tiene una identidad muy interesante que puede ser comercializada. El ejemplo de Argentina, Colombia y hasta de Cuba es muy bueno, porque su cine es visto en todas partes del mundo. Sin dudas estamos camino a eso. Se han visto proyectos locales que ya empiezan a colarse en festivales importantes y mercados fuera de aquí.
¿Qué aspectos tiene que fortalecer el cine local en términos artísticos y de calidad?
El guión es la parte que más hay que fortalecer, y eso requiere de ver muchas películas, leer muchos guiones, leer literatura y ver cómo está funcionando el mercado mundial, o sea, hacia dónde va el cine.
En términos de las etapas de producción de una película, ¿todas se realizan aquí en el país?, ¿qué nos falta, en caso de no realizar todo aquí?
Todo depende de lo que quieras lograr, pero casi todas, (sino todas) hacen todas las etapas aquí. Eso es parte de los requisitos de la ley. Hay un gran porcentaje que debe filmarse aquí y con talento local para que cumpla con la ley. Yo me siento tranquilo con los técnicos locales, tienen un talento envidiable comparado a cualquier otro técnico de otras industrias.
¿Qué etapas del cine requieren de mayor presupuesto?
Pues el rodaje. El rodaje es el 70% de la película, y cuidado. La filmación tiene muchas personas trabajando, equipo, comida, un montón de cosas. En el cine local hay figuras establecidas.
¿Cuál es su opinión sobre la cotización de los actores dominicanos?
He tenido casos muy buenos, en los que actores establecidos han cobrado menos. Todo depende si les gusta el proyecto y les favorece como actores. Hay figuras que no, que tienen su precio, y eso hay que respetarlo. Yo trato de ser sincero, cuando me acerco a un actor le digo lo que hay. En mi experiencia, los actores han podido manejarse muy bien, entendiendo presupuesto-personaje, y han podido encontrar ese equilibrio.
¿Ha sido difícil que el empresariado se interese por el cine?
Es difícil, sí, pero se está logrando. Cualquier industria que está empezando pasa por lo mismo. No creo que esto deba ser un ketchup o traído en bandeja. Yo creo que está cogiendo el curso que debe tener y al final se va organizando.
¿La banca dominicana está financiando el cine local?
Sí, de hecho uno de nuestros inversionistas es el Banco de Ahorro y Crédito del Caribe. También sé que el Banco BHD León ha apoyado otros proyectos.
¿Qué papel puede jugar el cine en la proyección del país como destino de inversión?
Tenemos locaciones, algo esencial. También la mano de obra barata. Al no ser una industria establecida, todo el mundo tiene ganas de trabajar, pero sobre todo las locaciones. Además contamos con los estudios de Pinewood, donde las películas extranjeras pueden venir y filmar en locaciones exóticas y a la vez tener a disposición un estudio de calidad.
¿Es rentable el negocio?
Es rentable para todos los actores envueltos. Para los inversionistas porque su inversión es a cero riesgos y pueden tener un retorno económico sobre la comercialización de la película. En cuanto al productor, porque el inversionista le provee su capital de trabajo y genera ganancias a partir de la primera taquilla. Y al Estado, porque amplía su base de contribuyentes ya que la industria del cine ha tenido que formalizarse. Por ende, es un negocio de ganar-ganar para todas las partes envueltas, gracias al incentivo fiscal que ofrece la Ley de Cine.