Los llamados “acuerdos interinstitucionales” que firman entidades del Gobierno, en la mayoría de los casos para “impulsar”, “promover”, “fortalecer”, “viabilizar”, “establecer”, “fomentar”, “posibilitar”, “mejorar” y “estimular”, entre otros vocablos propios de estos “allantes”, que dicho sea de paso son prácticamente verbos “gastados” en “infinitivo”, no son más que meras estrategias “mercadológicas” y “comunicacionales” que buscan “hacer ver” que “se está trabajando duro”.
Sin embargo, cuando se analizan estos acuerdos, y no tiene que ser a profundidad, nos podemos dar cuenta que en casi todos los casos se trata de acciones que pueden muy establecerse con una simple comunicación o decisión administrativa. ¿Qué necesidad hay de firmar un acuerdo de cooperación interinstitucional para establecer un proceso de “referimiento” de clientes para la promoción, acceso a financiamiento y cooperación con relación al sector exportador? Hay que estar en un medio de comunicación para saber lo que significa recibir una nota de prensa para anunciar semejante bobada.
Otro aspecto a destacar es que nunca se sabe de los resultados, aunque de todos modos es de orden (lógicamente) que las entidades públicas que firman esos “acuerdos interinstitucionales” están justamente para todo lo que intentan “pregonar” a través de los verbos en infinitivo que siempre aparecen en el primer párrafo de las notas de prensa.
Podría pensarse que una especie de síndrome de figureo se apodera de muchos cuando llegan a una posición. Lo mejor sería, a mi modo de ver, que publiquen los resultados de acciones tomadas entre las entidades para lograr metas. Con anuncios, firmas bobas de acuerdos y un par de fotos bien posadas no se impulsa nada. Lo único que se logra es caer el “cualquierismo” que ha caracterizado algunas de las gestiones de muchos funcionarios durante tantos años.
Ese afán de firmar un acuerdo hasta por un “quítame esta paja” denota muchas cosas, menos que están trabajando. Los hechos concretos (no los teóricos) son los que determinan cuán eficiente y eficaz fue un servidor público. Luego vemos las revistas institucionales bien diseñadas y plagadas de fotografías del funcionario firmando decenas de acuerdos que al final sirvieron para nada.
De hecho, las instituciones del Estado tienen bien definidos sus roles en leyes, decretos o normativas con carácter legal. La capacidad de interactuar o cooperar entre ellas debe ser un acto normal, es decir, de relaciones entre quienes las dirigen para echar a andar el proyecto República Dominicana, que es lo que al final importa.
Deseo, con toda sinceridad, ver menos “acuerdos interinstitucionales” firmados y mejores resultados concretos. El figureo institucional hay que dejarlo para cuando se puedan presentar resultados. Trabajar en equipo no debe ser motivo de publicidad o mercadeo. La mejor parte (o debería serlo) es presentar resultados que satisfagan o llenen las expectativas del cargo para el cual fue designado un ciudadano. Ya dejémonos de pendejadas y echemos a andar la economía sin “protagonismo teórico”.