La pandemia del covid-19 debilitó la situación fiscal de República Dominicana, lo que agranda el déficit persistente que por más de una década ha tenido el país, así como las desviaciones entre el presupuesto original y el ejecutado, lo que ha llevado un crecimiento de la deuda pública consolidada.
Así lo expresó la asesora económica regional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Marta Ruíz Arranz, durante su participación en la presentación del “BIDeconomics República Dominicana: Oportunidades para un desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente”.
Dijo que la deuda consolidada del país puede que cierre en 2020 en 68.8% del producto interno bruto (PIB).
Entre los factores que explican el déficit persistente durante la última década están que República Dominicana tiene los ingresos fiscales más bajos de la región, debido al alto grado de informalidad en la economía, así como los altos grados de evasión y la débil fiscalización, que se agrega a un sistema tributario complejo, con múltiples exenciones.
En lo referido a la ejecución presupuestaria, la representante del BID sostuvo que República Dominicana tiene un gasto en áreas prioritaria menor que el promedio de la región y con “serias ineficiencias”.
“Vemos que las filtraciones en los gastos fiscalizados son más del 1% del PIB. En este caso se reflejan los subsidios a la tarifa eléctrica”, dijo.
Proyecciones a futuro
La representante del BID indicó que una vez la recuperación de la economía esté en marcha será necesario crear un espacio fiscal para mejorar el diseño de los impuestos más importantes del país, además de reducir o eliminar algunas de las exoneraciones del Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS).
Ampliar los impuestos a bienes inmuebles a servicios de digitales, aumentar el impuesto sobre la renta, reducir los rangos exonerados y racionar los incentivos tributarios son algunas áreas donde el Estado puede identificar una mejoría de sus ingresos.
En cuanto al gasto, sostuvo que hay espacio para ahorro en todos los rubros del Estado, sobre todo reforzando la institucionalidad fiscal.
Agregó que hay que tener un marco de responsabilidad fiscal que guíe las políticas fiscales en un número de años a futuro.
“Lo que se busca es una política fiscal más redistributiva y que promueva objetivos de igualdad, que movilice más recursos y que estos se usen mejor”, dijo la representante del BID.