No cabe la menor duda que estamos en el inicio de un cambio profundo dentro del universo de la inversión. Las inversiones sostenibles se están convirtiendo en un componente fundamental, que vertebrará la oferta de instrumentos y que guiará el comportamiento de las entidades financieras, inversionistas y diversas empresas.
Invertir en compañías alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es una tendencia que llegó para quedarse.
La Inversión Socialmente Responsable (ISR) incorpora criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ASG) en el diseño de un portafolio de inversión.
Las finanzas verdes ya no son un nicho, sino un eje central en la industria de gestión de activos. Invertir en proyectos sostenibles es un ‘win-win situation’ tanto para el inversionista como para la empresa y/o emisor. Las grandes gestoras de activos y empresas vinculadas al sector, son cada vez más conscientes de que los clientes desean que sus inversiones estén alineadas con su visión del mundo.
Al margen de financiar proyectos capaces de generar empleo de calidad y riquezas, muchos inversionistas quieren que su dinero tenga un propósito, que contribuya a mejorar el planeta.
La oferta de productos ecoamigables ha crecido notoriamente en la última década, a fin de levantar capital para combatir el cambio climático e impulsar la transición hacia un modelo energético que sea compatible con la reducción de gases contaminantes. La inversión orientada a fomentar los ODS permite tener exposición a compañías vanguardistas, con tremendo potencial de crecimiento, y que produzcan retornos atractivos.
Afortunadamente, el sector privado tanto a nivel mundial como en República Dominicana está dando pasos adelante en este sentido, ofreciendo soluciones para que los inversionistas ayuden a promover el crecimiento sostenible.