[dropcap]L[/dropcap]os seres humanos encapsulamos nuestras experiencias en palabras. En ellas decimos (o no decimos) lo que queremos comunicar considerando que una experiencia siempre será limitada y construida a partir del modelo del mundo que haya estructurado la persona de manera consciente e inconsciente.
Es por ello que resulta interesante conocer la transcendencia e impacto en la cultura de las organizaciones y que hacer directivo.
Típicamente el inventario de palabras utilizadas es más reducido que las experiencias de la cual pretenden dar cuenta, siendo este un reflejo claro de cómo nuestro universo se limita de acuerdo a la variedad de nuestro léxico.
A esto podemos sumarle las limitaciones biológicas naturales que los seres humanos poseemos para captar detalles de los eventos que suceden en el exterior y nuestra capacidad natural e instintiva de interpretar.
Pensar en estos elementos nos lleva a una primera reflexión: cuán contaminado y distorsionado está lo que alguien pueda decir respecto a algo.
Lo más interesante y valioso a considerar de lo descrito es que sucede de manera sana. Es decir, aunque una persona, independientemente de su calidad humana y profesional, pretenda emitir un comentario puro respecto a algo, siempre estará condicionado a las limitaciones y por ello se entenderá su intervención como una mirada de intención aunque no logre comunicar lo que quiere.
Esto nos presenta un escenario interesante: no necesariamente depende de quien lo diga, casi siempre habrá información compartida no pura. Esto prácticamente obliga a que haya un emisor capaz de preguntar para esclarecer (a ambos) lo que de manera lo que se ha interpretado.
Por lo antes dicho, hemos considerado (y es lo que trabajamos) imprescindible que las organizaciones tengan ejecutivos, directivos con una alta habilidad conversacional que permita fácilmente deslindar y entender lo dicho de quien lo dijo. Saber que en cada caso la experiencia que se quiere comunicar en si misma siempre tendrá elementos no incluidos. De ahí que este directivo se especialice en separar la experiencia de la palabra. Que se especialice en entender el significado de cada de ellas para quien la dice y buscar otras que complementen lo descrito de tal forma que se aprecie con mayor amplitud la experiencia comunicada.
Para tener más conciencia de cómo afectan las palabras a la interpretación de eventos, le hago una pregunta: ¿Cómo describiría usted lo que va entendiendo de este artículo? Si esa pregunta la responden varias personas, se dará cuenta como cada uno de ellos utilizará palabras distintas que a su vez tiene significados especiales para cada uno.