[dropcap]R[/dropcap]ecientemente vi a una buena amiga haciendo cálculos relacionados con sus limitados ingresos y la cantidad de pagos por realizar en el mes, que como le pasa a la mayoría de los trabajadores dominicanos, superan el monto del salario.
Me detuve a preguntarle sobre los pagos pendientes y aparecían en la lista unas lencerías (aretes, cadenas, collares y otras prendas de buena fantasía). Le pregunté si en realidad necesitaba comprar todo eso, que le implicaba el pago de RD$3,500 en esa quincena, cuando su salario mensual es de RD$12,000. Su respuesta fue que lo compró a una amiga que vende a domicilio y se lo ofreció a crédito, para pagar en dos quincenas.
¿Compraste RD$7,000 en lencerías que no necesitas para pagarlas en un solo mes? Eso no es un crédito -le dije-. Eso es un pago de contado, porque dos quincenas es menos, incluso, que el tiempo que te dan los bancos para pagar tu tarjeta de crédito (hasta 50 días).
Como ese caso hay muchos. Las personas tienden a comprar artículos que no necesitan y que en ocasiones ni siquiera desean, pero que se los llevan a la oficina o a la universidad, las amigas empiezan a probarse artículos, le dicen que están lindos, que los compre, que les quedan preciosos y terminan llevándose el artículo con una deuda que luego hay que pagar y los recursos no alcanzan.
Otro caso es el de la persona que necesita comprar un pantalón jean negro, por ejemplo, para ir al trabajo. Cuando va a la tienda con RD$1,500 en el bolsillo se encuentra con un modelo de marca, muy bonito, que cuesta RD$3,500, otro modelo está en 1,200 y hay uno en RD$2,500.
Como lo que necesita es un pantalón jean negro, lo ideal es que compre el de RD$1,200, con lo que habrá suplido su necesidad y le sobrarán RD$300.
Pero en lugar de eso, decidió darle rienda suelta a la tarjeta de crédito que recientemente le ofreció un banco y opta por el jean negro que le gusta más que por el que necesita, por lo que procede a dar un “tarjetazo” para cubrir la diferencia del precio con lo que tenía disponible.
Ese consumidor pagó RD$1,500 en efectivo y cargó RD$2,000 a su tarjeta de crédito, por lo que se fue a su casa con el jean negro que quería, pero sin dinero y con una deuda acumulada que deberá pagar a vencimiento de plazo de la tarjeta o financiar esa deuda, lo que le implicará el pago de elevadísimas tasas de interés.
Entonces, lo recomendable es comprar lo que usted necesita, no lo que más desea o le gusta. Los deseos y placeres se suplen cuando hay cierta abundancia, pero en situaciones limitadas sólo se deben suplir las necesidades básicas, para no incurrir en gastos excesivos.
En cuanto a las ofertas de productos que venden algunas personas en el trabajo, en la universidad o en cualquier área social donde le muestran catálogos y artículos con opción de pago en “dos quincenas”, recuerde que eso no es un crédito, más bien es un gancho para que usted compre sin necesidad.
Lo recomendable es ir a la tienda, ver el valor de mercado real de esos artículos y comprarlos de contado si tiene la necesidad de agregar algunos adornos a su atractiva figura, pero nunca mediante la prioridad del deseo sobre la necesidad.
El argumento de que los ingresos no alcanzan porque son pocos y por eso se ve en la obligación de endeudarse no tiene validez, porque de todas formas las deudas hay que pagarlas, muchas veces con intereses y siempre con el mismo nivel de ingresos.
¿Por qué optar por el crédito o el “fiao” para cuadrar el déficit del salario mensual, si al final tendrá que pagar más de lo que le habría implicado el déficit inicial sin financiamiento? La lógica invita a lo más conveniente: calcular cantidad de ingresos con cantidad de compromisos a pagar, pero no como lo hizo mi amiga, después de haber contraído la deuda, sino antes, para saber decir que NO a ofertas de productos que aunque usted desee, no necesita, ni tiene con qué comprarlos.