Queda claro que no hay margen en el presupuesto nacional para combatir la pandemia sin tener que recurrir a financiación adicional y aumentar la recaudación estatal. Dicho esto, evidentemente, la solución inmediata no es subir los impuestos.
El gobierno dominicano debe evaluar diferentes alternativas para aumentar el ingreso público sin incrementar la carga fiscal de personas físicas y jurídicas.
Eventualmente, el poder ejecutivo tendrá que llegar a un pacto fiscal, pero definitivamente este no es el momento para hacerlo. El enfoque principal del gobierno debe centrarse en revisar la calidad del gasto, es decir, realizar un análisis exhaustivo de todos los egresos innecesarios y eliminarlos.
No hay que ser un economista para saber que los países necesitan implementar políticas fiscales y monetarias laxas en tiempos de crisis.
Por consiguiente, lo que corresponde, es bajar los impuestos que más afectan a los bolsillos de los trabajadores dominicanos. Incluso, muchos países a nivel mundial y de Latinoamérica han bajado o suspendido el pago de impuestos hasta que haya cierto grado de recuperación económica.
Una reducción de tipos impositivos y una ampliación de la base imponible podría tener mejores efectos recaudatorios. La fiscalización de todo lo relativo al cuidado del medio ambiente y reducción de gases contaminantes podría convertirse en otra fuente de ingreso para las arcas públicas.
Aumentar la presión fiscal desincentiva la inversión y fomenta aún más la informalidad en el país. Además, resulta primordial digitalizar cada partida de gasto en el presupuesto nacional con el fin de promover la transparencia y fomentar la confianza de los ciudadanos en la administración pública. La prioridad es erradicar la pandemia y acelerar la recuperación económica a través de medidas expansivas.