Las declaraciones juradas de patrimonio están de moda. Bueno, son un requisito legal para asumir una función pública con cierto nivel de influencia y de hacerse millonario a como dé lugar.
Ahora hay una chorrera de millones que jamás creíamos que fuera así. Y no se trata de las fortunas tradicionales, acumuladas producto del trabajo y sacrificio familiar de siglos de entrega, sino a las que declaran aquellos que tendrían que aprender un idioma diferente al nuestro, más sencillo, para darse a entender.
Y por ahí dicen que se le ha perdido el respeto al dinero. ¿Hay errores en algunas de esas declaraciones? Seguro que sí. Hay errores por dos razones: algunos podrían ser involuntarios y otros sí podrían ser voluntarios. ¿Voluntarios de parte de quién? No se sabe.
Lo que hemos sabido en estos días, en cuanto a las declaraciones juradas de patrimonio, es que no basta con depositar un documento que diga cuánto y qué usted tiene. Hay que irse más allá, es importante que los organismos pertinentes del Estado investiguen.