La pandemia del covid-19 ha llevado a muchas empresas a involucrarse con el mundo de la “virtualidad” en muy poco tiempo, sobre todo sin haber tenido la oportunidad de prepararse adecuadamente para garantizar su continuidad.
Aunque hoy en día gran parte de la población laboral ya está trabajando online, aún las empresas no tienen claro si el trabajo virtual será sostenible en el tiempo.
Las empresas tienen que ir adecuando sus condiciones para aceptar el trabajo virtual como parte de su cotidianidad, y realizar buenas prácticas para que esta modalidad de trabajo realmente sea sostenible.
Para los mandos intermedios y responsables de supervisión de equipos, las nuevas formas de trabajar como el trabajo virtual o el home office pueden suponer un gran desafío a la hora de coordinar y gestionar a los diferentes miembros de un equipo.
El acompañamiento es una forma idónea de medir el pulso de esta modalidad de trabajo, recibir impresiones de quienes lo realizan diariamente, preguntar cómo se sienten, que ventajas perciben y estar en la mejor disposición de ayudar o resolver dudas, así como mantener el contexto social, aprovechando que la mayoría son equipos que se conocen y que han trabajado anteriormente de manera presencial.
En esta etapa el líder remoto es el que tiene el proceso de adaptación más corto, debe convertirse en un facilitador referente para que su equipo logre un alto rendimiento, debe estar presente de manera constante para garantizar apoyo el mayor tiempo posible, generando así confianza y seguridad en el equipo. Mantener motivado y en coherencia un equipo remoto no es tarea fácil, en el trabajo virtual los líderes y equipos de gestión tienden a desarrollar nuevas habilidades alineadas a los objetivos de la empresa, por lo que esta debe estar abierta a nuevos estilos de liderazgo distinto a los habituales en los entornos tradicionales, dándole entrada a líderes emergentes o designados.
Establecer modelos que permitan el intercambio de información y la realización de reuniones síncronas para afianzar el trabajo en equipo, consultas y lluvia de ideas a través programas de videollamadas como Skype o Google HangOut o de plataforma virtuales como zoom, Microsoft Teams, Gotomeeting, Cisco webex, Jitsi Meet, Dropbox o Google Drive.
Con el avance de esta situación, que marcará un antes y un después en nuestras vidas, todo parece indicar que el trabajo virtual ha venido para quedarse. Y, lo que comenzó como una adaptación al contexto de la crisis sanitaria, se ha convertido en la solución a la demanda de una mayor flexibilidad y sostenibilidad en la relación empleado-puesto de trabajo, el confinamiento en todo el mundo ha demostrado los beneficios y viabilidad del trabajo virtual a escala. Las empresas deberán prestar atención a la ciberseguridad, evaluar el rendimiento del colaborador y su nivel de satisfacción con esta modalidad a distancia y en muchos casos será necesario un cambio de mentalidad empresarial.