No cabe la menor duda, de la dificultad y el riesgo sanitario que conlleva continuar reabriendo la economía dominicana en medio de una pandemia sin precedentes. Es entendible que los dominicanos necesiten trabajar para sobrevivir, pero al mismo tiempo, cabe destacar, que sin salud, resultará muy cuesta arriba lograr una recuperación económica ininterrumpida.
Es importante analizar la actual situación económica y financiera, tanto a nivel local como internacional, para tener una idea sobre qué podemos esperar en este último semestre del 2020. No es posible realizar un análisis de esta naturaleza, sin tomar en cuenta que República Dominicana se encuentra dentro de los primeros 40 países del mundo respecto a contagios y defunciones del coronavirus.
Ya tenemos alrededor de cuatro meses combatiendo la pandemia, y todavía no hemos logrado ni siquiera aplanar la curva. No existe ninguna fórmula mágica para erradicar esta epidemia. Los países que han sido exitosos en cuanto al manejo del virus, lo han hecho a través de la implementación de estrictas medidas sanitarias y un comportamiento responsable de sus ciudadanos. Para poder lograr una recuperación económica sostenible en el tiempo, primero debemos mínimamente aplanar la curva de infecciones y fallecimientos.
El Banco Central ha sacado su artillería de políticas monetarias expansivas para evitar una caída aún más pronunciada del PIB dominicano en lo que va de año. En concreto, la autoridad monetaria ha inyectado unos RD$190 mil millones y US$622 millones a la economía dominicana a través de diferentes facilidades. Esto último, en adición a las intervenciones en el mercado cambiario, que suman aproximadamente US$3 mil millones. Por supuesto, los sectores clave, tales como el de salud y servicios financieros, y las políticas fiscales expansivas, también han ayudado a la economía criolla en la primera parte del año. Resulta crucial continuar implementando políticas monetarias y fiscales expansivas para mantener la economía a flote en estos últimos cinco meses del año. No hay margen de gasto en el presupuesto estatal para minimizar los efectos nocivos de la pandemia, sin tener que recurrir a financiación adicional.
Las remesas recibidas en mayo y junio han incrementado notoriamente, pero este escenario podría cambiar en función de la evolución de la pandemia en Estados Unidos. El turismo apenas comienza y las zonas francas llevan poco tiempo operativas.
Las medidas de flexibilización monetarias han generado un efecto bajista en las tasas activas y pasivas de la banca múltiple. Por consiguiente, es una buen momento para solicitar y/o reestructurar su préstamo y para ahorrar e invertir. Las intervenciones millonarias en el mercado cambiario por parte del BCRD han frenado considerablemente la depreciación del peso frente al dólar.
La correlación inversa entre el dólar estadounidense y los commodities, sobre todo el oro, es una noticia favorable para República Dominicana. El precio del petróleo, se mantiene relativamente bajo comparado a años anteriores, lo que no debería de incidir de forma muy negativa en nuestra factura petrolera.
En fin, los pocos puntos positivos que estamos presenciando en estos momentos, en el plano económico, podrían dar un giro a peor si no se implementan medidas sanitarias más estrictas.