[dropcap]E[/dropcap]s increíble, pero cierto. El chequecito de una publicidad por tres meses por fin, por fin, tras casi tres años de trajinar acabo de canjearlo. Un contrato de publicidad pudiera ser mas que un derecho, un privilegio.
El “favor” empieza como un gran logro y poco a poco se va transformando en un calvario. Que primero tienes que ponerte al día con “Impuestos Internos”, que debes registrarte como Proveedor del Estado, que hay que poseer el RNC o Registro Nacional de Contribuyente…y que tienes que… que… Uf!
Los tiempos han cambiado, terriblemente. Ahora “la cosa” es distinta. Todo es mas difícil, complicado…la desconfianza entre evasores y víctimas de “acumulo” se entremezclan con los ciudadanos que debemos pagar los impuestos por adelantado aunque zozobre el barquito mar afuera.
Para conseguir el chequecito de la publicidad hay que confesarse hasta con… Pero de allá “pa cá”, nananina. A favor del ciudadano, del pequeño empresario o publicista de a pies y hasta de limusina nadie ni nada les da garantías desde el Estado a no ser presión y requisitos al granel para ser hábil entre los mortales contribuyentes.
Ahhh, y que conste que ahora, justo ahora que acabo de “sobornar” al mensajero interno para que “agilice” la firma a través de la secretaria y que al cabo de algunas semanas de espera por fin suena el teléfono y nos “sorprende con la voz casi muda del “tesorero” de quien aunque no hizo nada nos “ayudó” con el “amaraco” para que el jefe firmara el cheque… y ahora, contando y re contando las papeletas una por una y viendo que en vez de los 15 mil pesos lo que me reembolsan son 13, 240 por descuentos y retenciones “diversas”, como contribuyente feliz puedo dar gracias a la vida que el canjeador apenas me quita MIL PESOS como recompensa “justa” para “aguantar” el chequecito porque en realidad, NO POSEE FONDO y en el banco no lo quisieron recibir…
Ahhh, y olvidé “gratificar al mensajero y al “tesorero” por haberme ayudado… pero, total; jamás pienso volver por esos predios del demonio a emburujarme con cuentos, sudores de esperas y de redecuentos… no, jamás aspiro a otra publicidad oficial y MUNICIPAL… a ver si me libero del peligro de una hernia o una úlcera mortal.