El Partido Revolucionario Moderno (PRM), que pasará a ser el oficial a partir del 16 de agosto próximo, ha anunciado quiénes serán algunos de sus principales funcionarios del área económica. Hasta ahora todo va bien. La confirmación del gobernador del Banco Central (BC), Héctor Valdez Albizu, quien desde 2004 ha liderado la política monetaria con un éxito evidente, ha sido, sin quizá, una de las decisiones más acertadas.
Miguel Ceara Hatton, quien asumirá cono ministro de Economía, Planificación y Desarrollo; José Rijo Presbot, en la Dirección General de Presupuesto (Digepres); Pedro Silverio, asesor económico del Poder Ejecutivo; Alejandro Fernández W, en la Superintendencia de Bancos; José Manuel Vicente (Jochi), en Hacienda; Biviana Riveiro, en el Centro de Exportación e Inversión (CEI-RD); Antonio Almonte, en Energía y Minas y otros que habrán de llegar con las horas (porque todo está fluyendo rápido), tienen ahora la oportunidad de pasar de la teoría a la práctica. Quizá no planificaron (y seguro que fue así) llegar a la administración pública en medio de una crisis económica profunda, provocada por los efectos de la pandemia en el tejido económico global.
Lo primero que debemos hacer, como dominicanos de buena voluntad, es felicitarlos por haber sido designados en posiciones de tanta responsabilidad para la economía dominicana. Ser un servidor público es un honor porque se tiene la posibilidad de aportar al desarrollo de la sociedad, de la ciudadanía y del desarrollo de todos. Sin embargo, lo mejor será felicitarlos cuando al final de la jornada hayan cumplido fielmente sus responsabilidades con el país, más que con Luis Abinader que los escogió para que sean verdaderos funcionarios públicos.
Una cosa es con violín y otra con guitarra, dice el adagio. Hay que ver si hay tanta sabiduría en la práctica como lo hay en la teoría. Estar en la oposición, criticando, es muy diferente a verse de frente con una verdad tan cruda. No hay que ser pesimista, sino realista. No será fácil verse de frente a los retos económicos que tiene el país en medio de esta pandemia.
Lo sé, y ellos lo saben mejor que nadie, que los ojos de todos los dominicanos estarán sobre ellos de ahora en adelante. Su vida privada será privada, pero su vida pública será pública y en esta última división de sus vidas están sus acciones como funcionarios al servicio del Estado. Que vayan preparando sus declaraciones juradas de patrimonio, que por ahí habrá que comenzar para saber quiénes son. Enhorabuena.