A la fecha, la depreciación acumulada del peso dominicano frente al dólar ha sido de 8.7%. Es, sin quizá, un récord para la moneda local, cuya pérdida de valor frente a la divisa estadounidense se había mantenido en niveles muy estables.
Sin embargo, lo que ha sucedido con el mercado cambiario no estaba en los planes ni previsiones de las autoridades y menos de los organismos internacionales. El covid-19 hizo que todos los pronósticos cambiaran y la realidad económica del mundo diera un giro de 180 grados. República Dominicana, que por lo menos necesita de un flujo anual de divisas cercano a los US$30,000 millones, ha tenido que enfrentar una caída estrepitosa de las actividades económicas, principalmente de aquellas que son responsables de la generación de dólares.
Es oportuno reconocer el esfuerzo, con buenos resultados, que ha hecho la autoridad monetaria, representada por el Banco Central. Además de las oportunas decisiones, que han evitado lo peor, la disponibilidad de reservas ha sido una variable que ha jugado a favor del país. Sin recursos líquidos disponibles hubiera sido imposible contener la tasa de cambio como lo ha sucedido en las últimas semanas. Aunque rondando los RD$60.00 por dólar, el mercado cambiario ha obedecido correctamente a las decisiones de las autoridades y de los agentes económicos, especialmente los de intermediación financiera.
Todo parece indicar que la sed de dólares se ha calmado en parte, pues las autoridades han dispuesto de cantidades suficientes para atender las necesidades de los agentes económicos, principalmente los importadores.
Hay que destacar que, en adición a las medidas de liquidez en moneda nacional, el Banco Central ha puesto a disposición de las entidades financieras unos US$622 millones a través de repos y liberación de encaje legal para facilitar el buen funcionamiento del mercado de divisas. De esta disponibilidad, según las autoridades, se han canalizado unos US$113 millones a los sectores de exportación y comercio.
Destaca, asimismo, que ante la menor oferta de divisas debido a la suspensión del turismo, la disminución de las remesas y un menor dinamismo de las exportaciones y de la inversión extranjera directa por efecto de la pandemia, se han realizado inyecciones al mercado cambiario spot por unos US$2,800 millones e implementado programas de cobertura a través de derivados para atender las necesidades en moneda extranjera de los sectores productivos y de los agentes económicos.
Es de orden afirmar, en coincidencia con las autoridades, que estas medidas han contribuido a mantener la estabilidad relativa del tipo de cambio en esta coyuntura adversa, registrándose una depreciación de 8.7% en lo que va de año, inferior a lo observado con las principales monedas de América Latina y de las economías emergentes. En parte, tomando lo que ha sucedido con el peso en las últimas semanas, esto ha evitado que una variación brusca del tipo de cambio pueda afectar el buen funcionamiento de la economía.
Ante todo, es pertinente destacar que los altos niveles de reservas internacionales permitido a las autoridades continuar apoyando los requerimientos más prioritarios de la economía, hasta que los sectores generadores de divisas vayan retomando gradualmente su dinamismo.
Lo que se prevé en el mediano plazo es que se retome el ritmo de dinamismo económico del país con la reactivación de importantes sectores generadores de divisas, como es el turismo, zonas francas y la recuperación de las remesas. No será rápido, pero será.