[dropcap]E[/dropcap]sa mañana las portadas de los periódicos retrataban a un eufórico Félix Bautista celebrando su triunfo; había vencido al procurador, importándole muy poco lo que la gente pensara. Encima de una silla de la sala de audiencias, festejaba, y a su lado el abogado levantaba su brazo cual Mohamed Alí después del histórico nocaut a Foreman.
Como el Llanero Solitario esgrimía dos pistolas, una en cada mano. Félix apuntaba la famosa y popular “L” de Leonel en ambas manos, dejándole a la gente y a la imaginación el significado de esas “eles” allí dentro: Me sacó de esta el León. Ahora vamos a la calle a ganar León. El León es invencible. O aquí mandamos nosotros. Estos son algunos de los espacios que pudieran haberse llenado en la mente de la gente con esa foto.
La emoción, que sin lugar a dudas es un impulso de fundamento para crear opinión en la mente de la gente, no ayuda con esta foto. La mayoría del pueblo, en todos los estratos sociales, se ha mostrado en desacuerdo con el resultado. No se sabe quién ha sido el tópico más fuerte en la última semana, si Félix Bautista o Moscoso Segarra, pero ciertamente la resaca no ha sido buena para la salud del país.
Para todos los contrarios y que compiten con Leonel, esto ha sido una victoria que propone un panorama aún más difícil para un débil y posible candidato, según muestran todas las encuestas a excepción de una que lo da ganador en primera vuelta.
En mi opinión esa foto cayó como un bloque de hielo en el comando estratégico de campaña del ex-presidente Leonel Fernández, por absurda y fuera de eje. Si bien es cierto que Leonel Fernández y su equipo deben estar muy atentos a los verdaderos ”vientos” y capear el temporal de momento que les azota de una u otra forma, estas pequeñas cosas hacen tanto daño como el juicio sobre las “trabajadoras” que hiciera en la última de sus campañas el ex-presidente Hipólito Mejía.
Imagino que se preparan los encuestadores para medir el impacto de esta derrota, y medir igualmente el costo de momento para el pre-candidato Fernández Reyna. Pudiéramos agregar, sin temor a equivocarnos, por aquello de la inclinación por ley de física, a que el actual presidente Danilo Medina saldría aún más fortalecido de esta lluvia ácida, en la preferencia del electorado.
La gente en la calle habla de otra cosa, habla de dolor, de engaño, de frustración, de vergüenza, de que el condenado ha sido el pueblo dominicano. Y ciertamente nos olvidamos de que la justicia de los hombres es de carácter mortal, que muestra verdad un día y otro día muestra el espacio que nos hace imperfectos.
Esa justicia no le pertenece al país, sino a los hombres. La justicia es amplia pero no perfecta y esto quedará para la historia como un día más, y se levantarán pancartas y se vociferarán consignas, unas en favor y otras en contra.
Vaya usted a saber.