El presidente Danilo Medina ha pedido una cuarta extensión del período de emergencia para seguir aplicando medidas que contengan la propagación del covid-19. Hasta aquí todo va bien. Sin embargo, es pertinente entender que no todo es como parece.
Ante todo, y esto no tiene forma negarse, la salud debe estar por encima de cualquier otra cosa. Sin vida no hay chance de hacer nada más. Esta pandemia, aún peor, ha llegado en un contexto de compaña electoral en República Dominicana, un país donde cunde la ignorancia y algunos sabios (muy sabios) que conocen muy bien cómo funciona la idiosincrasia de los dominicanos.
Una cuarta extensión del período de emergencia, por lo menos, debería venir acompañada, primero, de un balance de lo que hemos hecho durante los más de dos meses que llevamos en este estado de incertidumbre, de debilidad productiva y de pérdida de la capacidad económica de una parte importante de los dominicanos. Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, ya no aguantan más, por lo que están en juego alrededor de un millón de empleos formales.
Si por razones de seguridad sanitaria es necesario la extensión, luego de pasar balance, es pertinente que se asuman compromisos reales de cumplimiento de parte de todos los actores: gobierno, ciudadanos y empresas. ¿Cómo se justifica una nueva extensión del estado emergencia mientras por un lado hemos autorizado la apertura de negocios que no están incluidos en la primera fase de desescalada económica?
Creo que quizá se cometió un error al iniciar la primera fase sin siquiera haber aplanado la curva de contagio. Fijémonos que en estos días los datos han sido un tanto zigzagueantes, lo que genera escepticismo respecto a los resultados que todos deseamos.
El Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), con toda razón y anteponiendo la salud de la ciudadanía a la economía, solicitó al Congreso Nacional acoger la solicitud de extensión del estado de emergencia, por considerar que persisten las condiciones que le dieron origen.
El gremio empresarial, el principal del país, teme que con el reinicio de las actividades se presenten nuevos focos de contagio del virus, los cuales, en función de su severidad, pudiesen requerir retomar total o parcialmente medidas de aislamiento por zonas o a nivel nacional.
Tomando como referencia los resultados a la fecha y, por qué no decirlo, hasta las denuncias de partidos de oposición respecto al aprovechamiento interesado del candidato oficialista, extender el estado de emergencia habrá de venir adherido a un compromiso que convenza realmente que es necesario más tiempo para frenar el covid-19. ¿Podemos confiar? No.