El presidente Danilo Medina acaba de anunciar la implementación de la primera fase de vuelta a la normalidad. Bueno, como dijo el jefe de Estado, ya estamos en medio de la “covidianidad” y eso nos indica que una nueva realidad estará con nosotros en cada espacio que ocupemos, en cada acción que ejecutemos.
La vida económica, por no decir nuestra forma de relacionarnos cotidianamente, ha cambiado. Nuestros días ya son diferentes. Se nota en que ya trabajamos desde casa, estudiamos desde casa, participamos en actividades diversas desde una esquina de nuestras casas, lo que también es una muestra que nos indica que el escenario es diametralmente diferente a los años en que el mundo padeció la pandemia de la gripe española.
Esta nueva “covidianidad” también nos invita a reinventarnos y a ser más conscientes de nuestras responsabilidades con el mundo que nos rodea. Todos necesitamos de todos. Ha quedado demostrado que un enemigo invisible, porque es tan pequeño que no lo podemos ver, es capaz de hacernos ver la otra realidad que nos negábamos a aceptar.
La “covidianidad” es una nueva normalidad en la que no podemos saludar con contacto físico, en la que las reuniones virtuales suelen ser más seguras y confiables que una que se realice de frente. Esta es una nueva realidad que nos obliga, además, a desconfiar de todo el que esté a nuestro lado o esté por acercarse, pues no sabemos si tiene el covid-19. Ya, a propósito de la “covidianidad”, no nos atrevemos a tocar las superficies de uso común sin temer en lo que nos sucederá. Ya hemos logrado resistir un toque en la cara con nuestras manos hasta no estar seguros de que están limpias.
La “covidianidad” que nos toca vivir desde ahora no será sólo por un tiempo, sino que debemos aceptar como normal llevar mascarillas y lavarnos las manos en todo momento. Las circunstancias dirán qué tiempo será necesario para retornar a la total normalidad y dejar atrás la “covidianidad”.
Por último, debemos ser optimistas y siempre creer que vendrán tiempos mejores. No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.