Desde que el Ministerio de Salud Pública intensificó sus acciones contra la pandemia del covid-19 en Puerto Plata, tras una multitudinaria concentración religiosa celebrada el domingo 26 de abril, el número de pacientes detectados con la enfermedad aumentó de 198 a 256.
Además de los 58 nuevos casos, el número de muerte subió de 13 a 18, cinco en total, conforme a los datos contenidos en los boletines epidemiológicos emitidos por la dependencia oficial sobre el alcance de la pandemia, la cual afectó, hasta el 4 de mayo, a 8,480 personas en el territorio nacional, incluyendo a 354 que fallecieron.
Puerto Plata figura entre los once municipios de República Dominicana que acumulan el 76.55% (271) de los fallecidos por el nuevo coronavirus detectado en la ciudad Wuhan, provincia Hubei, en China.
Desde que se produjo la peregrinación, que encabezó Migdomio Adames, el ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, acudió a Puerto Plata y definió la concentración religiosa como “una vagabundería” y un “acto solemne” de irresponsabilidad de las autoridades locales.
También la cúpula de la Iglesia católica cuestionó el hecho, a través de un comunicado del obispo de Puerto Plata, monseñor Julio César Corniel Amaro, quien condenó la irrupción de la multitud en la Catedral San Felipe Apóstol.
El obispo Corniel Amaro advirtió del “peligro” frente a la propagación del nuevo coronavirus que representó la multitud que seguía al “supuesto iluminado”.
Antes de llegar a Puerto Plata, Adames había recibido el apoyo -y la promoción a través de las redes sociales- de los sacerdotes católicos Rafael Delgado Suriel (Padre Chelo) y Brunel Dragon, ambos con una amplia feligresía que le sigue a través de la popular televisora La Voz de María, que transmite desde La Vega.
Migdomio Adames peregrinó hasta Puerto Plata con la misión, pregonaba, de dejar en las aguas del Atlántico la cruz de madera que cargó a cuestas y con la que recorrió diversas ciudades. Su objetivo divino, predicaba, era erradicar el covid-19 de la provincia y de todo el país.
Nacido el 23 de diciembre de 1953, según consta en su cédula de identidad y electoral, Adames se autodefine como “un artesano” que se gana la vida con “un taller de ´canasticas`” que opera en Villa Altagracia, donde reside.
“Tengo cuatro hijos que viven en Santo Domingo y se preocuparon al escuchar el escándalo”, plantea.
Explica que una de ella, de nombre religioso, estudió Administración de Empresas en la Universidad Organización y Método (O&M), en la capital, y que otro de ellos seguirá sus pasos.
Un tercero trabaja como electricista y el cuarto todavía no concluye sus estudios secundarios. Adames se encuentra separado de la madre de sus hijos.
“Yo peregrino desde 1998 y se me ocurrió poner a mis hijos nombres que hablaran de Dios para que no se desviaran del camino (religioso)”, dice orgulloso.
Ahora se queja de que empleados de Salud Pública lo visitaron varias veces para practicarles pruebas y determinar si en su peregrinaje contrajo el coronavirus que provoca el covid-19, pero que se resiste por desconfianza en las autoridades. “Les digo que solo me someteré a la prueba en un laboratorio privado”, afirma.