Todos sabemos que desde de que apareció el coronavirus covid-19 el mundo no es igual y tampoco lo será después. Por lo tanto debemos ir pensando en cómo será y queremos que sea ese mundo post-coronavirus.
En momentos de crisis es cuando los pueblos necesitan de sus líderes. En el mundo que hoy conocemos, países como EE.UU., China, India, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia, Rusia, Turquía, Brasil, entre otros, (todos los miembros del G-20), son determinantes, por tanto lo que hagan o dejen de hacer sus líderes, determinará el futuro de esos pueblos y el de la humanidad.
Un gran poder significa una gran responsabilidad, es por ello que el liderazgo de Turquía no se hizo esperar. Está tomando medidas a lo interno de su país, pero sobre todo, está formulando propuestas de participación y alcance global, para hacer frente al desafío presente, como al futuro.
El ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Mevlut Cavusoglu, publicó un artículo donde se recoge dicha propuesta, a continuación un fragmento:
“La principal prioridad es proteger la salud y seguridad de las personas contra el COVID-19, pero salvaguardando la economía mundial y el comercio sin restricciones.
Un reto mundial requiere una respuesta mundial en la economía, y a largo plazo en la reforma de las instituciones internacionales y la forma en que los países las apoyan. Las redes mundiales de suministro y las transferencias de carga deben funcionar sin obstáculos. Las sanciones como instrumento de política contundente deben evaluarse desde el punto de vista humanitario. Muchas sanciones, incluidas aquellas impuestas a Irán, perjudican al pueblo iraní, pero también a sus vecinos. En un periodo de pandemia este riesgo es aún mayor.
Un tema transversal en la tan necesaria respuesta mundial es el de poner fin a los conflictos que cobran un precio muy alto a los seres humanos, el ecosistema, la economía y nuestra conciencia. Por lo tanto, exhortamos a la comunidad internacional a dejar atrás todos los conflictos, a cesar las hostilidades y a buscar seriamente el diálogo y la reconciliación, incluso en el Oriente Medio. Las competiciones geopolíticas y los agravios políticos tienen poco sentido cuando el mundo lucha por su propia salud y sabe que todo el mundo sufre.
La realidad de un sistema mundial basado en normas, una red de Estados-nación que funcionan, que son resistentes y responsables, economías que no dejan a nadie atrás y que benefician a todos, apoyadas por organizaciones internacionales idóneas, todas centradas en el bienestar de la población, independientemente de su nacionalidad, fe o raza, puede estar al alcance de la mano”.
Turquía, país Euroasiático, con una ubicación estratégica, gran fortaleza histórica, geopolítica y económica ha tomado la iniciativa, es tiempo de que otros miembros de la comunidad internacional formulen las suyas o se adhieran a esta, que a mi entender, es muy sensata y oportuna. Adelante, es tiempo de que la humanidad comience a actuar como lo que somos, hermanos.