[dropcap]P[/dropcap]ocos son aquellos que le reconocen al pujante cine dominicano su capacidad de éxito, sus grandes atractivos como obras de entretenimiento y el avance artístico y técnico que han experimentado quienes en los últimos diez años han apostado a él.
Si bien es cierto que la Ley de Cine vino a inyectarle nuevos bríos económicos a este renglón, hay que recordar que en 1995 el director Ángel Muñíz voló bien alto con el estreno de Nueba Yol: Por fin llegó Balbuena, una comedia con tintes dramáticos protagonizada por Luisito Martí que sembró la semilla que germinó años después para dar buenos frutos con sabor a celuloide.
La primera parte de Nueba Yol fue un caso único en ese entonces, es cierto. Pero con apenas 20 años transcurridos, esta película abrió los ojos a productores e inversionistas y después fueron muchos quienes se aventuraron en financiar filmes nacionales que podrían funcionar si resultaban atractivos al público.
El 1995 es el punto de referencia de la comedia, el género por excelencia en términos comerciales. Y no solo la comedia, sino esas historias que atraen a la familia a los cines, porque también hay ejemplos de películas que no tuvieron el mismo respaldo de la gente, como sucedió con Cuatro hombres y un ataúd (1996), la segunda parte de Nueba Yol (1997) que cerró con números azules pero nunca tanto como la primera o Negocios son negocios (2004).
Contrario a como muchos piensan, la Ley de Cine no garantiza ni el éxito en la taquilla ni tampoco que las empresas van a invertir en todas las producciones que se acojan a este recurso. Las marcas, en todos los otros renglones, están apoyando a productores y directores con posibilidades de éxito y, además, que han demostrado un crecimiento y un desarrollo en su filmografía.
El cine dominicano tiene más virtudes que defectos, y eso lo reconocen quienes vienen dando seguimiento a su historia, que es bastante reciente.
Una de esas bondades es precisamente que suele provocar filas larguísimas -en algunos estrenos- de un público que disfruta de sus historias y sus apuestas, sobre todo de la comedia dominicana.
Incluso, frente a costosísimas producciones de Hollywood, las cintas de República Dominicana quedan por encima en la facturación, de frente a una industria tan poderosa como la de Estados Unidos.
Sucedió esto en los últimos dos años, y estamos casi seguros que el fenómeno volverá a repetirse en este 2015 que apenas va en su primer trimestre y que ya contabiliza dos estrenos dominicanos que han funcionado bastante bien. El primero, Pal’ Campamento, de Roberto Ángel Salcedo (que está casi saliendo de las salas) y Los Paracaídistas, de Archie López, precisamente dos de los directores-productores que mejor conocen el mercado dominicano.
El Top 10 de las películas más taquilleras del 2013, según la Dirección General de Cine (DGCine), está encabezado, precisamente, por una película de Salcedo, Profe por accidente, que vendió 340,698 taquillas. Pero además, la posición dos recae sobre Quién manda, con 270,269 boletas, y el tercero en Sanky Panky 2 con 261,080, ambas producciones dominicanas.
Es en la cuarta posición que se sitúa una película de Hollywood, Iron Man 3 con 189,068 boletas, sin duda una de las franquicias provenientes del cómic con más éxito internacional en los últimos años.