El Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) están muy interesados en que los países en desarrollo, donde nos encontramos los países de América del Sur, Centroamérica y el Caribe, tengamos programas de seguros bien diseñados, que protejan las inversiones del Estado ante los embates de los fenómenos catastróficos y no caigan en situaciones de crisis que se vean impedidos del pago de sus deudas.
Un representante del BID preparó varias videoconferencias con diferentes sectores del mercado asegurador para conocer de nuestras capacidades y disposiciones, cosa que deberían obtener de la Superintendencia de Seguros, si esta funcionara como un verdadero regulador y conocedor de la situación de nuestros mercados.
En nuestra conversación con el señor Salvador Pérez, del BID, estuve de acuerdo en que el mercado tiene la suficiente calidad y capacidad de cubrir los bienes del Estado, lo que a la vez le daría un gran impulso al mercado y motivaría también a otros sectores a adquirir coberturas, cerrando la enorme brecha que aún tenemos hasta en las coberturas de vehículos, cuando tenemos una ley que obliga adquirir el seguro.
Mi sugerencia al BID es que las coberturas individuales o tradicionales se liciten o se haga un gran pool de aseguradoras para cubrirlas y si el Estado requiere de asesoría e intermediación que también licite todos los años un corredor diferente, que llene las condiciones de capacidad para el trabajo y que el mismo sea pagado por el Estado para obtener las mejores condiciones ante las aseguradoras y los reaseguradores, con primas competitivas.
Ahora bien, el Estado tiene que repensar muy bien sobre las acciones a tomar, en cuanto a cuáles son las propiedades más sensibles a grandes pérdidas catastróficas para cubrirla individualmente, como son las presas o las plantas de producción energética, que no podrían incluirse adecuadamente a las coberturas paramétricas y serían pérdidas muy significativas para el presupuesto nacional.
En cuanto a las pérdidas que cada año tiene República Dominicana por las lluvias y los ciclones, como podrían ser también por las sequías, el Estado debe desde ayer contratar las coberturas paramétricas, ya que tiene medición de cuántos son las pérdidas de las comunidades y los agricultores por región y tiene el historial desde qué tamaño de los eventos comienzan a producir las pérdidas a las que debe acudir en ayuda de los sectores afectados.
Esta es la gran ventaja, que teniendo las informaciones estadísticas podríamos diseñar la cobertura ideal. Y un buen ejemplo podrían ser las inundaciones que nos dañan los bananos, sabiendo a cuántos milímetros de agua se inundan y cuántas son las pérdidas máximas que hemos tenido en el peor de los escenarios.
Con estos datos contratamos una cobertura que se activará cuando la cantidad de agua caída sea igual o mayor que lo acordado y me pagarán hasta el límite probable de pérdidas que hayamos acordado y esto va a depender de cuánto queremos o podemos pagar de prima.
Nuestros políticos y especialmente los que dirigen los estamentos del Estado, no tienen conciencia de la gran importancia de los seguros y no lo ven como una herramienta para combatir la incertidumbre y menos la pobreza. Y es tanta su ignorancia, que pueden conocer de las pérdidas cada año por fenómenos catastróficos que ocurren constantemente en diferentes regiones de todo el mundo incluyendo las muy cercanas como el caso nuestros de ciclones, María e Irma en 2017, que destruyeron Puerto Rico, los grandes terremotos en México y Chile sobre lo que escribí en un artículo anterior y aun así, no se hacen consciente de la gran importancia que tienen los seguros para mantener la salud económica y el bienestar de la gente.
Pero aun no llegan a entender, que la inversión en el pago de las primas de los seguros significa un gran ahorro, que impacta la inversión en proyectos importantes ya que estas deben ir a fortalecer las finanzas en los bancos para los préstamos a los sectores productivos, que vienen de las reservas de las primas que debemos hacer por ley las aseguradoras. Pero también sostener los hogares con las indemnizaciones a los accidentados o el mantenimiento de las empresas y sus empleos.
Los políticos deben ir ocupándose concretamente en las cuestiones esenciales de sus naciones, sobre las cosas que salen del radar de la politiquería populista, de la inmediatez, y comenzar a garantizar el futuro de la nación, tomando medidas y acciones que conlleven el fortalecimiento de la economía popular y reduciendo sus gastos y obligaciones en asuntos que bien podrían cubrirse mediante la prevención, como los accidentes de tránsito y sus costos en atenciones médicas o los daños a las propiedades del Estado por parte de vehículos y otros.