La deuda externa dominicana ha sufrido una evolución peligrosa en los últimos años, que ponen en riesgo la salubridad de las finanzas públicas. De acuerdo con la Dirección General de Crédito Público, en el año 2005 la composición de la deuda externa dominicana era la siguiente: 29.3% (deuda multilateral), siendo el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el mayor acreedor con US$1,257.6 millones; 39.7% (deuda bilateral), siendo el mayor acreedor los Estados Unidos con US$761.0 millones; 31% (deuda privada), siendo la emisión de bonos el mayor componente de esta categoría, por un valor de US$1,149.3 millones.
En definitiva, para el año 2005, la composición de la deuda externa dominicana era un 69% deuda oficial y un 31% de deuda privada, para un total de US$5,847.1 millones.
Para el año 2006, la composición de la deuda externa dominicana era la siguiente: 28.9% (deuda multilateral), siendo el BID el mayor acreedor con US$1,330.7 millones; 41.3% (deuda bilateral), siendo el mayor acreedor los Estados Unidos con US$544.3 millones; 29.8% (deuda privada), siendo la emisión de bonos el mayor componente, por un valor de US$1,496 millones. Para el cierre del año 2006, la composición de la deuda externa dominicana era un 70.2% deuda oficial y un 29.8% deuda privada, para un total de US$6,295.5 millones.
A partir de 2007, Venezuela pasó a ser el mayor acreedor del país, por concepto de la deuda bilateral, por un valor de US$733.1 millones, de los cuales US$707.2 millones correspondieron a la factura petrolera por concepto del Acuerdo Petrocaribe. En ese año la deuda por concepto de bonos cayó a US$1,389.8 millones. La composición de la deuda externa dominicana para el cierre del año 2007 fue de: 72.2% deuda oficial y 27.8% deuda privada. La deuda externa cerró en US$6,555.6 millones.
Con la irrupción de la crisis financiera global entre 2008 y 2009, la deuda bilateral inició a aumentar por concepto del Acuerdo de Petrocaribe, dicha deuda ascendió a un monto de US$1,232.6 millones y US$ 1,466.8 millones, entre 2008 y 2009, respectivamente.
La principal razón de este aumento se debió al aumento de los precios del petróleo en los mercados internacionales, que trajo como consecuencia un aumento de la factura petrolera para el país. Sin embargo, la deuda privada por concepto de bonos disminuyó a US$1,283.7 millones y US$1,177.5 millones, entre 2008 y 2009, respectivamente.
Esto se debió básicamente a la incertidumbre en los mercados de capitales generada por el estallido de la crisis financiera. La deuda externa cerró en 2008 y 2009 con un balance de US$7,218.8 millones y US$8, 214.7 millones, respectivamente. Sin embargo, a partir del 2010 inicia la tendencia alcista en la deuda externa privada, específicamente por concepto de bonos, que en ese año fue de US$1,822.1 millones, dicha tendencia alcista se mantiene hasta nuestros días.
Por otra parte, la deuda por concepto de Petrocaribe inició de igual manera su escalada alcista hasta el año 2014, donde alcanzó su máximo histórico de US$ 4,121.6 millones, y representó un 25.1% del total del financiamiento externo para ese año, solo superado por la deuda privada en bonos, que fue de US$5,260.8 millones, para un 32% del financiamiento externo del país.
Vale la pena destacar, que el año 2014 marca el punto de inflexión de las fuentes del financiamiento externo de República Dominicana, ese año fue el último en que la mayoría de la deuda externa era deuda oficial no deuda privada. El total de la deuda oficial fue de un 61.8%, mientras que la privada fue de 38.2%. La deuda externa del país cerró el año 2014, con un monto de US$16,435.7 millones.
A partir del año 2015, es que inicia el giro de 180 grados en las fuentes de financiamiento externo del país, el porcentaje de la deuda privada ese año fue de 58.7%, mientras que la deuda oficial fue 41.3%. El mayor componente del financiamiento externo ese año correspondió a la deuda en bonos que fue US$8,632.6 millones, para un 53.1% del total del financiamiento externo del país. Desde entonces, la emisión de bonos ocupa la primacía en el financiamiento externo del país.
Por ejemplo, en 2016 la deuda en bonos fue de US$10,004.4 millones, para un 56.9% del total del financiamiento externo en dicho año. En 2017, la deuda en bonos fue de US$11,564.1 millones, para un 61.4% del total y en 2018 fue de US$ 14, 596.8 millones, para un 67.7% del total. De igual manera, en dicho período la deuda externa del país pasó de US$16, 246.1 millones en 2015 a US$21,564.6 millones en 2018.
Conclusiones
Desde 2005 a 2018, hemos sido testigos de cómo la deuda multilateral tiene cada vez menos peso en la composición de la deuda externa del país. Por ejemplo, en 2005 la deuda multilateral (aquella con organismos internacionales) era de un 29.3% del total de la deuda externa del país, mientras que la deuda privada (aquella que incluye a la banca, bonos y suplidores) era de un 31%, pero la diferencia no era estadísticamente significativa. Sin embargo, en 2018 la deuda multilateral a penas representó un 21.8% del total de la deuda externa, mientras que la deuda privada un 68.5% del total.
Una disparidad tan abismal en la composición de la deuda externa del país entre la deuda multilateral y la privada es peligrosa para la estabilidad de las finanzas públicas, y más cuando existe un riesgo de insolvencia fiscal. En el año 2019, el país destinó un 24% de su presupuesto solo para el pago de los intereses del servicio de la deuda, y ante un riesgo de default o cesación de pagos, es mucho más difícil negociar con los acreedores, y más si estos son privados.
República Dominicana debe mirarse en el espejo de Argentina al momento del default más grande de la historia en 2002, por un valor de US$145,000 millones. El 83% de la composición de la deuda argentina era de carácter privado, y el 97% de ella denominada en dólares estadounidenses. Por tal razón, al Gobierno de Néstor Kirchner se le dificultó renegociar el total de la deuda privada del país con los tenedores de bonos, en especial con los llamados fondos buitre, o holdouts como se conocen en inglés.
Además, de la renegociación, Argentina logra aliviar un poco el peso de su enorme deuda, aumentando su financiamiento en moneda local. En 2001, la deuda en moneda local solo representaba un 3% del total de la deuda, y para el 2015 era de un 33%. Ante una crisis de default, una devaluación de la moneda ayudaría a disminuir el valor de la deuda en términos reales, lo que facilitaría su pago.
Un grave error que cometió el Gobierno dominicano en 2014 fue cambiar una deuda blanda como la de Petrocaribe y a largo plazo, por una colocación de bonos a 20 años con una tasa cupón de 5.77%, el spread o diferencia de dicha deuda es alto en prejuicio del país, ya que el país pagaba un 1% anual de interés y era una deuda financiada a 25 años.
Para pagar esa deuda en su totalidad, el Gobierno dominicano debió utilizar parte de las reservas internacionales que poseía el Banco Central en ese momento, que ascendían a US$4, 281.6 millones y no realizar una colocación de bonos para saldarla.
El Gobierno dominicano debe iniciar un proceso más agresivo de emisión de deuda en pesos para mitigar los riesgos de una cesación de pagos, y de una devaluación acelerada del peso, para que de esta forma no aumente el valor nominal de la deuda denominada en dólares. En esta década que apenas inicia, las finanzas públicas sufrirán una prueba de fuego cuando cerca de US$10,017 millones en bonos entre en vencimiento entre 2024 y 2027. Dios que nos agarre confesados.