Las negociaciones para la modificación del Código de Trabajo se volvieron a reanudar y, con ellas, el acalorado debate sobre la reforma de una ley que podría cambiar grandes rasgos de las relaciones que imperan en el mercado de trabajo dominicano.
Ya está conformada la “mesa del diálogo tripartito”, compuesta por gobierno, trabajadores y empresarios para llegar a un acuerdo satisfactorio para las partes.
¿Las razones para cambiar la Ley 16-92? Aumentar la competitividad de las empresas dominicana, mediante la reducción de sus costos laborales, de manera que puedan generar más empleos y ser competitivas.
Hasta ahí todo bien. Sin embargo, la modificación no es bien recibida por los movimientos sindicales, representantes de los trabajadores asalariados, quienes ven estos aprestos como una amenaza a sus conquistas de años.
El proceso se inició formalmente en octubre de 2013, cuando el presidente Danilo Medina designó mediante el Decreto 286-13 una comisión encargada de revisar la actual ley y elaborar una propuesta resultante, que sirva de punto de inicio para la mesa de discusión entra las partes involucradas por naturaleza.
A pesar de que fue en ese momento cuando se dio el paso oficial para la modificación, se trataba de una petición que los principales grupos empresariales venían ventilando en los medios de comunicación. Su principal punto de partida ha sido el actual régimen de cesantía, que consideran insostenible.
Desde que se empezó a implementar la Ley 87-01, del sistema dominicano de seguridad social, a inicios de la década pasada y los trabajadores empezaron a contar con una cuenta individual de retiro alimentada con los aportes de empleado y patrón, la parte empleadora entendió que era hora de acabar con el alto costo por despedir sin motivos evidentes a un empleado.
Jornada
El borrador elaborado por la Comisión para la Revisión y Actualización del Código de Trabajo contempla la posibilidad de que se aumenten las horas semanales de trabajo, de las actuales 44 a entre 48 y 60, dependiendo del tipo de trabajo. Así que aquellos trabajos para los que se requiere la sola presencia del empleado, sin la realización de un esfuerzo activo, podrían demandar hasta 60 horas por semana.
Además de la cesantía, el debate ha tocado temas sensibles, como el despido de mujeres en estado de gestación, siempre que sea de mutuo acuerdo entre las partes. Entienden que los menores costos laborales estimularán la formalidad.