El sector financiero ha iniciado un ambicioso plan de acercamiento a las masas, esas que tradicionalmente han estado excluidas del financiamiento barato, las cuentas de ahorro o las tarjetas de crédito. Los bancos empiezan este camino a través de la figura del subagente bancario, una especie de pequeñas sucursales capaces de acceder a lugares donde las instituciones financieras no pueden llegar. Se trata de una iniciativa que ha dado resultados en países de América Latina y ha contribuido a la bancarización.
Desde que la Junta Monetaria aprobó y emitió la regulación y procedimiento para la aplicación del subagente en 2013, los bancos han estado preparando la plataforma para iniciar el proceso de implementación. Hasta ahora, solo el Banco Popular y el Banco Caribe se encuentran en la etapa de aplicación, mientras que los bancos Reservas y BHD León están próximos a implementarla.
La Asociación de Bancos (ABA) estima que la puesta en marcha de los subagentes bancarios en el país aumentará la bancarización a un ritmo promedio de 4% anual, lo que permitirá que aproximadamente 1.3 millones de personas accedan a servicios financieros en los próximos cuatro años. De esta forma, la tasa de inclusión financiera pasaría de 30% en la actualidad a 46% para finales de 2017.
La ABA también estima que en cuatro años las personas bancarizadas alcanzarán los 470,000, quienes accederían a créditos ascendentes a RD$8,900 millones.
Actualmente existen 1,010, entre los subagentes que se encuentran en funcionamiento y los que están en etapa de implementación, con un crecimiento exponencial durante 2014. Mientras que para 2017 se espera que haya 4,100 en todo en todo el territorio nacional afiliados a entidades grandes.
Así contribuyen a la formalización de la economía, por medio del fomento de la formalización de los negocios que trabajan en calidad de asociados a las entidades de intermediación financiera.
¿Cómo funciona?
Para ser subagente bancario se necesita una plataforma tecnológica compuesta por una computadora con conexión a internet y un dispositivo de pago POS (verifone), explica el gerente de la División de Subagentes Bancario del Banco Popular, Manuel Emilio Natera.
Para constituir un subagente, solo hace falta que cualquier negocio pequeño dirija su solicitud al banco y luego atraviese por la evaluación de la Superintendencia de Bancos. La otra vía es el acercamiento de la institución financiera para solicitar la pertenencia a la red de subagentes, debido a la necesidad identificada de establecer uno en ese lugar específico.
“Tanto el cliente puede solicitar que quiere pertenecer a la red de subagentes, a la red de una prestigiosa institución financiera como el Banco Popular. Pero también el banco puede solicitar y seleccionar en la zona por múltiples condiciones. como que sea un comercio con buenas condiciones físicas, buen flujo de clientes y su ubicación, y por la tradición de negocio que tengan los propietarios”, afirma Natera.
Hasta el momento, los subagentes Popular solo están autorizados para recibir los pagos de tarjetas y pagos de préstamos, pero trabajan en la habilitación de la recepción de depósitos a cuentas de ahorro. “Y Tenemos un cronograma donde van a seguir entrando más funciones al pasar los meses del año: retiros, remesas, remesas internas y todo lo demás”, adelanta.
A casi un año de haber iniciado la implementación del subagente bancario, el ejecutivo del Popular cataloga la experiencia como “sumamente satisfactoria”, pues los más de 300 subagentes han cumplido con su responsabilidad, disminuyendo los posibles riesgos de la implementación del modelo.
José Luis Castellanos, propietario de la Farmacia Romax, que funciona como subagente del Popular, destaca que esta afiliación ha beneficiado su negocio, pues ha experimentado un aumento de su clientela.
Proyecto
A finales de 2010 la Junta Monetaria dio el primer paso para expandir el uso de los productos y servicios de la banca hacia toda la población, mediante la presentación al país del proyecto destinado a sentar las bases para que pequeños y medianos negocios sirvan de representantes de los grandes bancos en áreas donde se requieran sucursales que permitan realizar pagos, transferencias, depósitos y retiros.
Desde ese momento se determinó que estos subagentes podrían ser establecimientos comerciales como colmados, farmacias, supermercados y ferreterías, que por su amplia distribución en áreas rurales y urbanas, obedecen a los propósitos de establecer la bancarización generalizada.
Este proyecto es descrito como uno de los pasos para que la economía dominicana alcance mayores niveles de formalización, se reduzca la evasión fiscal y se aumenten las posibilidades de acceso a financiamiento de la microempresa.
Además, permitirá aumentar los niveles de inclusión financiera del país en relación con los demás países de la región. Y es que, paradójicamente, el país cuenta con más acceso, pero un menor uso de los servicios financieros.
Contempla una serie de medidas encaminadas a garantizar que el sistema de Subagente Bancario garantice la seguridad de los usuarios, las grandes entidades de intermediación financiera y de los pequeños establecimientos.
El Subagente Bancario tendrá la posibilidad de realizar un relativamente amplio conjunto de operaciones en representación de los bancos múltiples, bancos de ahorro y crédito, y asociaciones de ahorros y préstamos.
Esta nueva figura de intermediación podrá permitir depósitos y retiros en efectivo de cuentas de ahorro realizados por el titular de la cuenta, pagar préstamos previamente otorgados por la entidad a la que se está afiliado, recibir remesas y transferencias, y hasta entregar solicitudes de crédito.
Las operaciones diarias por cada cliente no deberán sobrepasar los cinco salarios mínimos (RD$49,525). Además, la prestación de los servicios a través de un subagente no implicará costos adicionales para los clientes.
Existe una serie de restricciones diseñadas para garantizar que este instrumento no pueda ser utilizado para perjuicio de los usuarios o de los bancos. Por ejemplo, está prohibido a los subagentes el cobro de tarifas no autorizadas o la prestación de servicios financieros por cuenta, el cobro de comisiones en beneficio del establecimiento condicionar la realización de alguna operación a la compra de un producto o servicio, la apertura o cancelación de cuenta corriente, entre otros.