Santo Domingo.- La emisión de bonos verdes, aquellos destinados exclusivamente a proyectos que no afectan el medio ambiente, superó los US$35,000 millones en 2014, lo que da una idea de la importancia que este mecanismo de financiación ha adquirido para muchos países. El anterior la cifra fue de US$11,000 millones.
Así lo dio a conocer el Banco Mundial en un informe emitido a mediados de mes, en el que su presidente, Jim Kim, alentó a los inversionistas a mirar de cerca los bonos verdes, una forma relativamente nueva de invertir aunque en aumento de manera sostenible y responsable.
La meta inmediata, sostiene Kim, es duplicar esa cantidad. La entidad informó de la creación de nuevos índices de bonos verdes y las inversiones de más compradores. Para 2015 están surgiendo varias tendencias, que incluyen nuevos tipos de emisores y cambio de expectativas de los inversionistas.
El informe destaca que el crecimiento del mercado de bonos verdes está ayudando a cambiar la manera de invertir el dinero y lo que esperan los inversionistas que logre su dinero.
“Desde el comienzo del mercado en 2007, la mayoría de los bonos verdes fueron emitidos por bancos de desarrollo, como el Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional (IFC) y usados para proyectos no dañinos para el clima y el medio ambiente, como ampliar la energía solar en zonas rurales de Perú y las fuentes de energía renovable a gran escala en México, aumentar la eficiencia del riego en Túnez, y ampliar el transporte urbano limpio en Colombia, entre otras tareas”, sostiene.
Señala que los inversionistas se sienten atraídos tanto por las inversiones líquidas de renta fija que ofrecen los bonos verdes, como por el impacto positivo que pueden tener.
Según el Banco Mundial, muchos inversionistas institucionales como los fondos de pensiones tienen ahora mandatos para inversiones sostenibles y responsables, por lo que desarrollan estrategias que explícitamente abordan riesgos climáticos y oportunidades en diferentes clases de activos.
“Los bonos verdes pueden proporcionar la verificación y medición de impacto que los inversionistas necesitan. En el caso de los bonos verdes del Banco Mundial y la IFC, también aportan calificaciones de crédito AAA/Aaa”, explica.
Laura Tlaiye, una asesora de sostenibilidad del BM, apunta que la degradación ambiental, la pobreza y los efectos del cambio climático amenazan el bienestar y la estabilidad de los países, las comunidades, los recursos y las empresas.
Sin embargo, destaca que los inversionistas reconocen cada vez más las amenazas que estas fuerzas crean para el valor financiero a largo plazo, razón por lo cual la están teniendo en cuenta cada vez más en sus opciones de inversión.
El informe destaca que la sección de Sostenibilidad del BM es uno de los primeros y mayores emisores de bonos verdes con más de US$7,000 millones emitidos en 18 monedas.
El organismo financiero multilateral refiere en el informe que los bonos verdes también brindan a los inversionistas más pequeños una manera de votar con su dinero. Puso como ejemplo que el estado de Massachusetts recibió más de 1,000 pedidos de inversionistas por un bono verde que emitió el año pasado. Y lo más interesante: la mayoría de ellos eran inversionistas individuales interesados en apoyar la inversión de su gobierno local en el medio ambiente.
“El hecho de que haya inversionistas buscando este tipo de inversiones y pidiendo métricas detalladas sobre el desempeño ambiental cambia los incentivos. Llegamos a inversionistas a los que no llegaríamos de otra forma, diversificamos y ampliamos la base de inversionistas y las fuentes de financiamiento”, dijo Heike Reichelt, jefa de Relaciones con los Inversionistas y Nuevos Productos del Banco Mundial.