[dropcap]H[/dropcap]ace 11 años que la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la resolución 58-4, decidió declarar el 9 de diciembre de cada año como el Día Internacional Contra la Corrupción. El hecho de que tengamos tan poco tiempo “recordando este flagelo social” nos indica que el tema no era considerado como importante por los líderes mundiales, a pesar del impacto que tiene en el bienestar de la mayoría.
La historia cuenta que Transparencia Internacional, que define la corrupción como el abuso del poder encomendado para beneficio personal, tomó en serio este tema primero que Naciones Unidas, pues desde 1995 publica un índice de percepción, el cual es tomado como referente para saber en qué países existen mejores condiciones para la inversión, el desarrollo, la educación, la salud…
¿Por qué declara la ONU este día contra la corrupción? La organización mundial, según su declaración, lo hizo para aumentar la sensibilización respecto a este mal, así como para fortalecer el papel que puede desempeñar la Convención para combatirla y prevenirla.
República Dominicana ocupa la posición 101 de 178 posiciones en el ranking mundial de Transparencia Internacional, lo que indica que el país saca muy malas notas en esta evaluación.
Ahora bien, ¿qué es la corrupción? De este fenómeno global se pueden decir muchas cosas. Muchos tratadistas coinciden que se puede entender como un fenómeno nocivo, vasto, diverso y global cuyos agentes pertenecen tanto al sector público como a las empresas privadas. No se refiere al simple saqueo de patrimonio del Estado. La corrupción incluye el ofrecimiento y la recepción de sobornos, coimas; la malversación y la negligente asignación de fondos y gastos públicos; la subvaluación o la hipervaluación de precios; los escándalos financieros o políticos; el fraude electoral; la paga a periodistas, la compra de información en televisión y en radio; el tráfico de influencias y otras transgresiones.
[pullquote]República Dominicana ocupa la posición 101 de 178 posiciones en el ranking mundial de Transparencia Internacional, lo que indica que el país saca muy malas notas en esta evaluación.[/pullquote]
La corrupción, según Transparencia Internacional, también se da a través del financiamiento ilegal de partidos políticos; el uso de la fuerza pública en apoyo de dudosas decisiones judiciales; las sentencias parcializadas de los jueces; favores indebidos o sueldos exagerados de amistades, a pesar de su incapacidad. Además, los concursos amañados sobre obras materiales, la indebida o sesgada supervisión o calificación de las mismas; y la compra de instrumentos o de armas de mala calidad. Se da en todo. Es un flagelo que arropa todas las actividades humanas. No hay un solo país que se escape de ella.
En el caso de República Dominicana, hemos sido testigo de campañas contra la corrupción con el propósito de crear conciencia en la población sobre la necesidad de denunciarla. Hemos visto a Presidentes prometer mano dura contra los funcionarios que se dejen corromper o que inciten al sector privado a corromperse. El país ha sido testigo de todo.
De lo que sí el país puede estar seguro es del efecto nocivo que tiene la corrupción en el desarrollo humano. A esto es que los dominicanos deben temerle. Las cruzadas mediáticas contra la corrupción han demostrado no ser eficientes. Mientras el poder sea ejercido bajo sombrillas de compromisos será imposible alcanzar mejoría y una posición más cómoda en el ranking. Por lo que históricamente ha vivido este país habrá que “remenear bien la mata” para lograr los cambios necesarios que conduzcan a República Dominicana por un trayecto más transparente.
La voluntad política de los que gobiernan, pero más de los gobernados, es vital para lograrlo.