[dropcap]L[/dropcap]a escasez de dólares que se ha registrado en el país durante los últimos días, trae de nuevo al debate el tema de si debería ser dolarizada la economía dominicana, de modo que se disminuya la inestabilidad recurrente de un mercado cambiario que se destaca por su carácter casi monopólico.
Y es que, desde la reforma financiera llevada a cabo a partir de 1992, se ha registrado un fuerte incremento en el flujo de bienes y servicios finales, desde y hacia el país, así como un aumento en la cantidad demandada de insumos intermedios necesarios para la producción local, lo que ha generado, a su vez, la consolidación de un mercado de divisas que se dice libre, pero que es intervenido por el Banco Central de República Dominicana cuando se presentan distorsiones que impactan el valor de la moneda extranjera.
Lo cierto es que cada vez más las transacciones en el país se realizan tomando como referencia el valor del dólar norteamericano, lo que conduce a que los precios internos tengan un componente importado de cierta relevancia. Más aun, el gran tamaño de las importaciones dominicanas, y el rezago en el ritmo de expansión de las exportaciones, incluyendo las de zonas francas, hacen que se genere una necesidad neta de dólares para cubrir ese déficit estructural.
También, cada vez más la economía dominicana tiende a favorecer el comercio, es decir, las operaciones de compra y venta, en sustitución de los sectores que agregan valor como son la industria y la agropecuaria. Esta situación provoca que los empresarios incrementen su demanda de dólares, para cumplir con sus compromisos fuera de las fronteras dominicanas, lo que provoca que, estacionalmente, la oferta y la demanda se alejen, con el consecuente deslizamiento del tipo de cambio.
Algunos sectores suelen acusar a la especulación de la escasez de esta divisa extranjera, sin entender que República Dominicana no emite dólares, por lo cual para nosotros siempre será un bien escaso, pero que lo necesitamos para fines de la adquisición de los productos intermedios y finales que garantizan el desempeño de la economía.
Pero la incertidumbre se acabaría, al igual que la política monetaria y cambiaria, con la adopción del dólar como moneda de curso legal en el país. Además, se disminuiría la inflación, en tanto que los flujos de inversión extranjera directa se elevarían, entre otros beneficios adicionales. Pienso que ya es tiempo de que nos lo pensemos seriamente.