[dropcap]Y[/dropcap]a era hora de que se tomara la decisión. A la luz de los nuevos tiempos y la toma conciencia respecto al medio ambiente, era contraproducente que la barcaza de Seaboard permaneciera en el río Ozama. Hay muchos otros lugares desde donde esta empresa puede perfectamente operar y seguir aportando energía al sistema eléctrico.
Pero en el Ozama no. Este río, junto con Isabela, están llamados a ser fuentes de riquezas para la ciudad y no lo que son hoy: cloacas rebosadas de todos los males generados por la irresponsabilidad histórica de los administradores del Estado.
Sin embargo, la limpieza del río Ozama no sólo debe quedarse ahí. Los asentamientos humanos a ambos lados de las riberas representan otra gran fuente de contaminación. Sólo la falta de visión histórica de nuestros líderes no ha permitido aprovechar estas dos fuentes de agua como sí lo hacen otras grandes ciudades.
Y Santo Domingo tiene un atractivo extra: es la Ciudad Primada de América. No está de más soñar con ver estos ríos convertidos en fuentes de generación de riquezas a través del turismo.
En vez de casas preñadas de pobreza y un entorno inseguro y maloliente, Ozama e Isabela, con sus riberas, deberían ser áreas donde los turistas puedan contemplar los múltiples atractivos turísticos, culturales, religiosos y modernos de la primera urbe organizada del continente americano.
¿Cómo es que Santo Domingo no ha podido aprovechar el potencial turístico de estos ríos? La capital dominicana recibe miles de turistas de negocios y algunos que vienen a ver lo que tiene la Ciudad Colonial.
Agregarle el atractivo de restaurantes, áreas de compra, parques, plazas diversas y ríos con barcos y yates repletos de turistas locales y extranjeros paseándose por la vía acuática de la capital, es, sin duda, una aspiración que sólo se logra con voluntad. Y se puede.
Los habitantes que hoy hacen vida en esas áreas serían los más beneficiados, pues tendrían una mejor calidad de vida, mayor seguridad, fuentes de trabajo y, por supuesto, se elevaría su orgullo ciudadano de vivir un espacio digno.
En todas las ciudades que han crecido demográficamente organizadas las riberas de los ríos son las más exclusivas y caras. Aquí ha sucedido todo lo contrario: basura, pobreza, contaminación, hedor, inseguridad y todo lo malo que uno pueda imaginarse.
Con acciones con la tomada por el ministro de Medio Ambiente sé que se puede iniciar un proceso de adecentamiento de estas riberas. Santo Domingo puede tener, como París, Londres, Nueva York, Tokio, Berlín, Roma y otras tantas capitales, un río que sea la mejor cara de ciudad. Excelente, Francisco Domínguez Brito.