[dropcap]U[/dropcap]na criptomoneda es una moneda virtual que viene encriptada, y es precisamente por este tipo de seguridad que resulta muy difícil de falsificar. Una de las características diferenciadoras de las criptomonedas es su naturaleza descentralizada, es decir, no es emitida por ninguna autoridad monetaria, por lo que la intervención de los gobiernos es muy difícil.
Las transacciones ejecutadas con este tipo de moneda, por su propia naturaleza más bien anónima, pudieran ser usadas para fines ilícitos. La primera criptomoneda que salió a la luz pública fue el famoso Bitcoin, que fue comercializada en 2009, por un individuo o grupo, bajo el pseudónimo Satoshi Nakamoto.
En Septiembre de 2015, ya circulaban alrededor de US$14.6 millones de Bitcoins y con un valor de mercado de US$3.4 billones. El éxito de Bitcoin generó competencia, y se crearon otras monedas virtuales, tales como el Litecoin, Namecoin y PPCoin.
La transferencia de monedas virtuales es más fácil, ya que se pueden ejecutar desde cualquier punto de acceso encriptado y generalmente las comisiones son bajas. Una ventaja competitiva del Bitcoin es el uso de una cadena de bloques para registrar todas las transacciones en un libro mayor electrónico.
Muchos expertos en esta materia opinan que este tipo de tecnología facilita el crowdfunding y el potencial de minimizar los costos de transacción a través de métodos de pagos más eficientes.
Debido a que las criptomonedas son virtuales y no tienen una entidad centralizada de custodio, podría ocurrir una falla electrónica y eliminar cualquier registro o histórico de transacciones.
El valor de las criptomonedas viene determinado por la propia oferta y demanda, por lo que los precios podrían fluctuar de forma muy marcada.