[dropcap]S[/dropcap]iempre me he preguntado por qué un funcionario debe poner su cara en los carteles o letreros que dicen “hombres trabajando”, como si la obra estuviera haciéndose con recursos de sus bolsillos y no con fondos públicos.
Esta es, sin temor a equivocarme, la expresión más explícita del subdesarrollo mental del que adolece una parte importante de los políticos, los que anclados en la ignorancia de una significativa proporción del pueblo, “y porque se roban el show”, explotan para su beneficio personal.
Ver a un alcalde en la foto de un aviso de “hombres trabajando” no es más que una forma descarada de publicitar la figura personal con recursos del erario, en detrimento de la equidad y del buen uso de los recursos públicos.
David Collado, el alcalde de la principal ciudad dominicana, está dando un ejemplo de cómo manejar su imagen personal sin necesidad de mal utilizar los recursos públicos. Los avisos de que la alcaldía está trabajando no utilizan su figura para decir que está haciendo tal o cual obra. Esto es encomiable y, si se quiere, marca un antes y un después en la gestión pública.
Alfredo Martínez, el alcalde de Santo Domingo Este, está haciendo todo lo contrario. No sólo tiene su cara por doquier y coloca letreros en cualquier hoyito u obra sin mayor importancia, por supuesto con su cara y sonrisa incluida, sino que trasladó su eslogan de campaña a la función pública, colocando la frase “Lo mejor para la gente” como parte de la alcaldía.
Con el alcalde de la capital se nota que hay un equipo de profesionales que cuidan hasta el mínimo detalle comunicacional. Sin duda, conocen muy bien de qué se trata el “efecto bumerán” en marketing político.
Todo lo contrario sucede en Santo Domingo Este. Quienes manejan la imagen del alcalde están a muchas millas de distancia del manejo correcto de una política comunicacional efectiva. Por supuesto, mientras más educado e inteligente es un pueblo, más difícil resulta para los políticos tomarlo de conejillo.