Panamá no solo figuró junto a Chile como los líderes en términos de competitividad en la región de América Latina, sino que junto a México está haciendo gala de un gran desempeño según el Informe de Competitividad Global 2016-2017 publicado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en ingles), al convertirse en la economía que más posiciones ha escalado en este estudio.
Este informe es una evaluación anual de los factores que impulsan la productividad y la prosperidad en 138 países. Su Índice de Competitividad Global (ICG) este año revela que Chile ha subido dos puestos, convirtiéndose en la economía más competitiva de América Latina tras ubicarse en la posición 33 a nivel del mundo.
Por su parte, Panamá no solo ocupa el segundo lugar a nivel regional, sino que se ha convertido además en uno de los países que más posiciones ha escalado entre los cincuenta primeros, subiendo ocho puestos para situarse en la posición 42, mientras que otro país latinoamericano, México sube seis puestos hasta el 51 y el gigante suramericano, Brasil, bajó el mismo número de posiciones para ubicarse en el escalón 81. Y una vez más Venezuela es la economía peor situada del índice ubicándose en el puesto 130.
Avances y retos de Panamá
De acuerdo con el Centro Nacional de Competitividad CNC) al evaluar el desempeño de Panamá en el ICG, se puede observar algunos factores problemáticos para hacer negocio, entre los cuales los encuestados señalan la corrupción, la burocracia gubernamental y la inadecuada preparación de la fuerza laboral como los principales obstáculos. Las regulaciones laborales restrictivas, la criminalidad y la pobre ética laboral de la fuerza de trabajo siguieron, en ese orden, en la tabla de los obstáculos.
No obstante, destaca también que a nivel de los doce pilares antes mencionados, los mejores resultados se obtuvieron en: Sofisticación del Mercado Financiero (posición 12/138) y Estabilidad Macroeconómica (posición 16/138). Los rezagos se registran en Institucionalidad (70/138), Tamaño del mercado (79/138) y en Educación Superior y Capacitación (posición 86/138).
Al entrar en el detalle de los indicadores, se registran resultados favorables para: Tasa de ahorro nacional (4/138), calidad de infraestructura de puertos (5/138), Inversión Extranjera Directa (IED) como fuente de transferencia tecnológica (5/138), calidad de infraestructura de transporte aéreo (6/138) y asequibilidad de servicios financieros (6/138). Los cinco indicadores con resultados no satisfactorios fueron: Costos de la política agrícola (120/138), independencia judicial (118/138), calidad de la educación en ciencias y matemáticas (110/138), desviación de fondos públicos (103/138) y participación laboral femenina (103/138). Panamá muestra significativos avances en la tasa de ahorro nacional, el balance presupuestario del gobierno y la tasa de matrícula de educación primaria.
Contrariamente a los indicadores de inflación, exportaciones como porcentaje del producto interno bruto (PIB) y colaboración universidad–industria que reflejan serios retrocesos. Hay que señalar que, entre los indicadores con calificación más baja, los relacionados a temas educativos son varios: Calidad de la educación en ciencias y matemáticas, calidad de la educación primaria y tasa de matrícula de la educación secundaria. Ello explica una de las conclusiones que presenta el informe del WEF, señalando a Panamá como uno de los países que podría perder capital humano en los próximos años ya que el sistema educativo no está formando a las personas que el sector productivo necesita, siendo un reto el preparar a la fuerza de trabajo no solo para el presente, sino, también para el futuro.
Los países más competitivos
Por octavo año consecutivo, Suiza figura como la economía más competitiva del mundo, ligeramente por encima de Singapur y Estados Unidos (EE.UU.). Les siguen los Países Bajos y Alemania. Los dos siguientes países, Suecia (6) y Reino Unido (7) avanzan tres puestos (la puntuación en el ICG de este último se basa en datos anteriores al Brexit). Las tres economías restantes entre las diez primeras son Japón (8), Hong Kong (9) y Finlandia (10), que retroceden, respecto al ICG de 2014-2015.
Pese a que las economías europeas siguen dominando la lista de los diez primeros, la persistente brecha Norte-Sur de la región no parece hacerse más pequeña. España mejora un punto hasta la posición 32, mientras que Italia retrocede una posición hasta la 44 y Grecia cae cinco puestos hasta la 86. Francia, la segunda mayor economía de la eurozona, escala una posición hasta la 21. Para todas las economías de Europa, mantener y mejorar los niveles de prosperidad dependerá principalmente de su capacidad de aprovechar la innovación y el talento de su fuerza de trabajo.
Desempeño global
Desde una perspectiva global, un dato clave del informe de este año es cómo un declive de diez años en la apertura de las economías supone un riesgo para la innovación y el crecimiento global. El grado de apertura al comercio internacional está directamente relacionado con el potencial innovador de un país y su crecimiento económico y ésta tendencia a la baja que lleva ya una década, se refiere a países en todos los niveles de ingresos y se atribuye principalmente a un incremento de las barreras no arancelarias, la carga que suponen los trámites aduaneros, el impacto de las normas sobre la inversión extranjera directa y el predominio de la titularidad extranjera.
Esto es especialmente relevante para Latinoamérica en un momento en el que los países buscan diversificar sus economías y encontrar nuevos motores de crecimiento económico. El declive en la apertura de la economía global está afectando la competitividad y dificultando la tarea de lograr crecimiento inclusivo y sostenible, afirma Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del WEF.