[dropcap]P[/dropcap]asadas las elecciones, con todas las imperfecciones que le caracterizaron y tras un resultado que se sabía conocido, pero que se vio empañado por el desorden imperante en el proceso de conteo de los votos y otras indelicadezas de parte de la actual administración de la Junta Central Electoral (JCE), el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que emergió como principal fuerza de oposición política, debería enfocarse en asumir ese liderazgo y fortalecerse en esa posición.
No es estratégico seguir desperdiciando energías en las críticas al desorden que se registró en el reciente proceso electoral, si finalmente todos los funcionarios electos, oficialistas y de la oposición, ya han asumido sus respectivos puestos. Lo ideal en este momento es que el PRM asuma una posición política contundente como ente opositor.
Para eso, es preciso que la posición del PRM esté respaldada o representada por un liderazgo específico o, mejor dicho, por un líder emergente. Ese líder ha de ser quien alcanzó el 35% del favor de los votantes dominicanos: Luis Abinader.
Sin embargo, la actitud de Abinader se percibe lenta y poco activa. Lo primero que debería hacer, antes de que la gente se olvide de que él fue quien captó esos votos, es convocar a una convención extraordinaria en el PRM y asumir la presidencia del partido, a la cual se le ha de adherir su consolidación como líder de la oposición.
Póngase en eso licenciado Luis…