[dropcap]S[/dropcap]on muchos los análisis que se desprenden de las recientes designaciones del presidente Danilo Medina en el gabinete que ha de acompañarlo, por lo menos, en los primeros años de esta su segunda gestión gubernamental.
Algunos cambios no sorprenden, como la salida de los ministros de Medio Ambiente, Bautista Rojas Gómez; Deportes, Jaime David Fernández, y Educación Superior, Ligia Amada Melo. Tampoco ha de sorprender la sustitución en la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo o la ratificación o remoción de otros funcionarios que seguirán en el tren de mando.
Incluso, la designación de Miguel Vargas Maldonado en el Ministerio de Relaciones Exteriores, aunque ha sido criticada por algunos, se sabía previamente, pues era parte del acuerdo de alianza en la pasada campaña electoral.
Pero hay otros que no estaban en las predicciones de ningún analista, como la designación de Jean Alain Rodríguez en la Procuraduría General de la República. Los argumentos de inexperiencia de este profesional se caen, toda vez que basta con revisar su hoja de vida profesional para darse cuenta que la capacidad le sobra para el cargo. Pero no estaba en la línea de espera.
¿Qué habría motivado al presidente Medina a colocarlo en la Procuraduría? En algunas “peñas” se comenta que la designación podría estar relacionada con el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) el mismo que ha de designar a los nuevos jueces en el Tribunal Superior Electoral, así como las posibles sustituciones en la Suprema Corte de Justicia y, sobre todo, en el Tribunal Constitucional.
El CNM lleva ocho miembros, de los cuales, el presidente Medina necesita asegurarse el favor de por lo menos cuatro, incluido el suyo propio. El Procurador es miembro automático del CNM, pero es posible que el titular saliente, Francisco Domínguez Brito, no le garantizaba un voto incondicional a Medina como sí se lo garantiza Jean Alain Rodríguez, quien es una persona muy cercana y fiel al mandatario.
Entonces, con su propio voto como Presidente, además del voto de la presidenta de la Cámara de Diputados y del presidente del Senado, al mandatario sólo le faltaba definir la incondicionalidad del voto proveniente del Procurador en el CNM.
Se podría decir que el CNM tiene ocho miembros, por lo que cuatro no es mayoría, pero la Constitución establece que, en caso de un empate, el voto del Presidente, en este caso de Medina, vale por dos.
Ahora el presidente Medina tiene mayoría asegurada e incondicional en el CNM.
Otro cambio sorprendente es el que se produjo en el Banco de Reservas. El administrador Enrique Ramírez Paniagua estaba haciendo un excelente trabajo en esa institución financiera estatal, tan excelente que posiblemente se hizo necesario concederle un premio en otro sitio. No hay que olvidar que el Banco de Reservas es estatal y el Estado no debe constituirse en un competidor activo del sector privado. Esa competencia debe ser “moderada”, no tan efectiva.
Pero como la excelencia no se castiga, el Presidente premió a Ramírez Paniagua con su designación en la Dirección de Aduanas, de donde se sabía que Fernando Fernández tenía los días contados por varias razones (políticas y económicas).
En cuanto a la colocación de Simón Lizardo en el Banco de Reservas, se puede justificar de varias formas. Aunque Lizardo no es banquero, sí es un economista de capacidad probada, es miembro del poderoso Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y un cercano colaborador del presidente Medina. Entre todas sus cualidades se destaca su honestidad, por lo que al cabo de unos años como servidor público ha de irse a su casa sin fortuna y sin una pensión digna.
En cambio, al colocarlo en el Banco de Reservas, aunque sea por dos años, el presidente Medina le asegura a Lizardo un retiro futuro adecuado, con una pensión bastante bien remunerada.
De esa forma, posiblemente, el mandatario habría complacido al amigo y compañero y, al mismo tiempo, a una arte del sector privado, con el movimiento en el estatal Banco de Reservas.