[dropcap]M[/dropcap]arco Tulio Cicerón (106 AC-43 AC) tenía razón cuando expresó que “la verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”. La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande (Jacinto Benavente, 1866-1954).
El presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), Rafael Blanco Canto, ha demostrado que decir la verdad siempre será más saludable que callarla o decir una mentira para complacer.
Y cuando hablamos del presidente del Conep está demás decir que es el representante del principal gremio empresarial del país. Lo que expresa como titular de esa organización es, hasta prueba en contrario, la voz del sector privado.
Aquí no es necesario recordar su discurso ante la VIII Gran Convención Empresarial 2015, en la que detalló las 47 propuestas emanadas de las consultas realizadas durante cuatro meses a representantes empresariales en todo el país.
Blanco Canto ha sido coherente al frente del Conep. En septiembre de 2015 dijo que “es tiempo de que República Dominicana posea una institucionalidad democrática más sólida, una Constitución estable, y que el respeto a la ley sea un precepto inviolable”.
Ahora, ante la matrícula de la Cámara Americana de Comercio, propuso cuatro pilares necesarios para garantizar mayor confianza, libertad e institucionalidad en el juego democrático. A su entender, es prioridad la creación de una nueva Ley Electoral y la aprobación de una Ley de Partidos Políticos.
El empresario tendrá sus razones para decir que el sistema electoral colapsó en las pasadas elecciones y que la estabilidad social y política de los países democráticos depende, en gran parte, de la existencia de un sistema de partidos fuerte y robusto.
Quien critique estas verdades lo hace solo porque está en medio de la zona de confort, que obnubila y cierra toda posibilidad de raciocinio. Ejemplo: para el presidente venezolano Nicolás Maduro el Congreso era su sostén cuando estaba a su favor, pero ahora que la oposición es mayoría, lo desautoriza y acude a otra instancia que sí hace causa común con él.
Para Blanco Canto, las múltiples denuncias que recibió el pasado certamen electoral son motivo de vergüenza y que evidencian la erosión del régimen político-institucional del país. Es otra verdad que no se puede ocultar. El tercer pilar, al que muchos le huyen, es la propuesta de aprobación de una Ley de Responsabilidad Fiscal, que establezca mayor rigor en el uso de presupuesto público y en el cumplimiento de topes presupuestarios, los déficits y deuda pública. Esto también es parte de un proyecto preparado por el CREES.
El gremio propone como cuarto pilar garantizar la plena independencia y fortalecimiento de las instituciones llamadas a implementar y regular todo lo relativo al proceso electoral y al cumplimiento de las leyes, pues las normas por sí solas no bastan. Estos pilares fueron dados a conocer en una ponencia que no pudo haber tenido otro mejor nombre: “Situación y perspectiva de la institucionalidad democrática en el país”.
En sentido general, lo que el presidente del Conep propone es enfocar las energías hacia los intereses del país y no en aquellos que pudieran ser vinculados con apetencias particulares.
Si al país le va bien, si al gobierno le va bien, si a la empresa le va bien, si a la familia le va bien, en fin, si se logra un consenso respecto al bienestar que todos merecemos, es probable que República Dominicana sea un mejor lugar para vivir.
Este proyecto nación debe seguir construyéndose con los ciudadanos que apuestan a una patria libre y económicamente sostenible. La responsabilidad de los seres humanos no se mide coyunturalmente. Y sí, es cierto: la verdad duele, pero es la verdad.