[dropcap]S[/dropcap]iempre he mantenido la teoría, que en la práctica es real, en el sentido de que, por más impuestos y elevadas que sean sus tasas, si pesan sobre las ganancias, siempre el monto a pagar será mayor en la medida en que el contribuyente gane más.
Independientemente de los cargos por mora, intereses y multas, cuando se paga impuestos en altas cantidades es porque también se obtuvo ganancias en grandes cantidades. Ahora bien, hay impuestos regresivos que se aplican al consumo cuyo aporte al fisco es alto y, en caso de enfrentar con más efectividad la evasión, generarían más ingresos.
El Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) es uno de ellos. Es uno de los gravámenes que generan más ingresos al Estado, pero a la vez es uno de los que más se evade. Pero la evasión del ITBIS tiene un triple efecto negativo, puesto que cuando el comercio evade ese gravamen engaña al Estado, engaña al consumidor y engaña a la sociedad en su conjunto.
Veamos. Una empresa compra un bien específico en 100 pesos al cual se le agregó el 18% de ITBIS, por lo que debió pagar 118 pesos. Decide venderlo con un margen de 25% de ganancia (29.50 pesos), para un total de 147.50 pesos a los cuales le agrega el 18% de ITBIS al consumidor final (26.55 pesos), por lo que el precio de venta será 174.05 pesos.
El consumidor llega a comprar el producto y cuando pide rebaja le dicen que si paga en efectivo le pueden descontar un 15%, es decir, 26.10 pesos, por lo que le saldría en 147.95 pesos.
El cliente, contento por la rebaja, paga en efectivo, pero la condición para ese descuento es que su factura no estará registrada con número de comprobante fiscal (NCF). Pero como vendió el producto sin NCF, el comerciante puede que no reporte esa venta a la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), por lo que estaría haciendo una evasión total entorno a esa operación.
Pero vamos a sumir que el comerciante sí reportó al fisco la compra de ese producto que luego vendió. Cuando lo reportó, se dedujo el 18% de ITBIS que pagó al principio, por lo que en lugar de 118 pesos pagó 100. Ya tiene 18 pesos ganados. Adicionalmente, le agregó como margen de ganancia el 25% al monto total, incluyendo el ITBIS que sabía previamente se iba a deducir, es decir 25% sobre 118 pesos y no sobre 100 pesos, por lo que sus ganancias brutas van en 18.00+29.50 pesos.
Pero recuerden que al valor bruto del producto le agregó el 18% de ITBIS del consumidor final, que sumó 26.55 pesos, aunque al final le rebajó un 15%, equivalente a 26.10 pesos.
La ganancia del comerciante fue de (18.00+29.50+0.45), para un total de 47.95 pesos por un producto que le costó 100 pesos, es decir un 47.9% en lugar de 25%. En esa operación el vendedor engañó al fisco, al reportarle la venta con base en una ganancia de 29.50 pesos cuando en realidad se ganó 47.95 pesos, además de que cuantificó el valor agregándole el 18% de ITBIS a sabiendas de que luego se lo iba a deducir.
También engañó al consumidor, porque en lugar de descontarle el 18% de ITBIS solo le descontó 15%, y engañó a la sociedad, debido a que el Estado dejó de cobrar impuestos por esa operación comercial, y eso implica menos recursos para invertir en salud, educación, seguridad ciudadana y otros servicios públicos.
Algo parecido me ocurrió recientemente al comprar varios artículos en una reconocida tienda de ropa y calzados que desde hace décadas opera en la avenida Gustavo Mejía Ricard. Cuando voy a pagar con tarjeta el “verifone” estaba defectuoso y la cajera me dice que si pago en efectivo me descuenta 15%. Me puse feliz y le dije que pagaría en efectivo. Cuando le pido la factura con NCF me dice que si es con comprobante sólo me puede descontar 5%. Yo le dije: “Eso es evasión de impuestos. No puedo creer que esta tienda de tantos años esté evadiendo”. Como había varias personas en cola para pagar y escucharon mi exclamación, la cajera rápidamente atinó a decir que en mi caso haría la “excepción” de descontarme el 15% y a la vez darme la factura con el NCF.
Como quiera incurrió en evasión, pero esa es solo una muestra de lo que está pasando en algunos centros comerciales del país, a la vez que demuestra que las autoridades fiscales deben educar a los consumidores para adquieran conciencia de que cuando reciben una rebaja a cambio de ayudar al comercio a evadir, se están afectando a sí mismos y a las generaciones por venir.