[dropcap]H[/dropcap]ay dos temas de índole financiero que preocupan a empresarios y gobernantes: el alto nivel de endeudamiento público y el déficit fiscal. El encuentro que sostuvo el presidente Danilo Medina con los dirigentes del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), a un mes de las elecciones, dejó señales muy explícitas respecto a la inminente discusión del Pacto Fiscal.
Hay otras tareas ineludibles para la gestión que se inicia el 16 de agosto: seguridad ciudadana, Pacto Eléctrico, Ley de Garantías Electorales y la de Partidos Políticos. La agravante, desafortunadamente para el Gobierno, es que ahora no habrá luna de miel, como se estila darle a un nuevo gobierno. Es una administración nueva con un gobernante que no lo es. Y mucho menos partiendo de que el partido oficial lleva 12 años corridos en el Palacio Nacional.
Y si hay incrédulos respecto al peso del endeudamiento público en las finanzas públicas basta con decir que este año, según el Presupuesto, se estimó una necesidad bruta de financiamiento de RD$173,259.7 millones, 5.3% del producto interno bruto (PIB). Este monto está compuesto por requerimientos de financiación del resultado deficitario global estimado en RD$75,893.5 millones, para un 2.3% del PIB de este año, y aplicaciones financieras por RD$97,366.3 millones, un 3% del PIB.
Otro elemento a tomar en cuenta es que la deuda dominicana ahora está dominada por los bonos, más fáciles de acceder a ellos, pero más cara, a lo que se agrega el efecto que tiene una subida en la tasa de interés en Estados Unidos.
Y lo admitió el Presidente ante el Conep: “La verdad que estamos sorprendidos por la coincidencia que tenemos en la agenda empresarial y la del Gobierno. Lo único que va a impedir que el país siga endeudándose es que vayamos a un balance primario que supere el problema del pago de intereses y amortización del capital de la deuda…”.
Ya sea a través del Pacto Fiscal, como manda la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, o con otro parche, que no se puede descartar, habrá que buscar nuevas fuentes de ingresos para el erario o simplemente frenar la inversión de capital, que ha sido sustentada básicamente con endeudamiento.
Al final, sin importar qué se decida, habrá que asumir la cuota de sacrificio desde todos los puntos cardinales.
La Dirección General de Impuestos Internos (DGII) desmintió, un par de días luego de las elecciones, que esté trabajando en la elaboración de una propuesta de pacto fiscal. Según la entidad, no es su materia trazar la política fiscal del gobierno, dado que su competencia establecida por ley es recaudar y administrar los tributos internos nacionales, asegurar y velar por la correcta aplicación del Código Tributario y de las demás leyes que incidan en su ámbito de competencias.
Sin embargo, y es bueno que quede claro, por la naturaleza de su misión, Impuestos Internos estudia permanentemente el desempeño de las figuras impositivas internas y analiza los posibles escenarios que resultarían en función de los movimientos de los agentes económicos que influyen en lo fiscal.
El déficit fiscal y el alto nivel de endeudamiento público, admitidos como dos de las principales preocupaciones de los empresarios y del gobierno, no sólo se superan con una reforma al ecosistema tributario; la respuesta está en una racionalidad real del gasto, haciéndolo más eficiente, eliminando instituciones innecesarias y anquilosadas; cerrando comisiones y programas que en nada aportan al desarrollo económico y bienestar de la gente y, sobre todo, con suprimir el clientelismo en todas sus manifestaciones.