Lausana, Suiza.- El informe anual del Centro Mundial de la Competitividad (CMC) puso de manifiesto este luneslas dificultades que de manera general afronta Latinoamérica para avanzar en este ámbito y posicionarse como una región atractiva y estable.
De un ránking de 61 miembros y que encabeza Hong Kong, Chile es el único país latinoamericano que está entre los primeros 40, en concreto en el puesto 36, tras perder un lugar con respecto a hace un año.
Los otros seis Estados de la región mencionados en este documento están en las últimas veinte posiciones.
Después de Chile, el primer país que aparece es México en el puesto 45, seguido de Colombia (51), Perú (54) y Argentina (55), este último el único que ha podido subir algunas posiciones (cuatro) con respecto al ránking de 2015.
“La mejora de Argentina refleja la evolución positiva de su economía, con un salto de cuatro posiciones en el indicador relativo a resultados macroeconómicos, pero el factor fundamental es el optimismo relativo que ha generado el gobierno (del presidente) Macri”, dijo a Efe el director del CMC, Arturo Bris.
“Argentina es el ejemplo típico de cómo las expectativas dominan la competitividad, y la percepción general ha mejorado, lo que es bueno para el país”, valoró.
Tras retroceder un lugar, Brasil ocupa el lugar 57, mientras que Venezuela cierra la lista.
“Brasil tiene este año el peor gobierno del mundo, peor que Venezuela, que Mongolia o que Ucrania”, señaló Bris, en referencia a la valoración que se hace en el informe de la eficiencia de los gabinetes.
En este indicador, puntualizó, “Brasil está en el último lugar de todos los países. Ya estaba en el puesto 58 en 2014, en el 60 en 2015 y ahora está en el 61, que es el último”.
“Brasil está en la cola en transparencia, burocracia, corrupción, en barreras a la entrada de capitales, a la creación de empresas, por el número de días para crear una empresa. Es un desastre institucional”, sostuvo el responsable del CMC.
Señaló que el caso de Brasil demuestra que el crecimiento económico “no es condición suficiente para la competitividad”.
“Se puede crecer, pero si el gobierno no hace su trabajo, que es tener una buena regulación y ser transparente, entonces el país fracasa”, resaltó.
A Brasil le llevará “generaciones” recuperarse, vaticinó Bris, al detallar que, además de los problemas relacionados con sus instituciones, afronta un déficit de infraestructuras físicas y carencias graves en educación y servicios de salud.
De acuerdo al análisis que acompaña el ránking, los sectores públicos de los países latinoamericanos en general son un “lastre” para sus economías.
Se trata de una región donde se carece de las cualidades que exhiben los países que se encuentran en los primeros veinte puestos de la clasificación: una regulación favorable para los negocios y las inversiones, infraestructuras físicas e intangibles (educación y sistemas de salud) e instituciones inclusivas.
“Actualmente, ninguna de las economías latinoamericanas se encuentra cerca de poseer estas cualidades de la manera como se requieren para progresar en el ránking”, comentó Bris.
La investigación del CMC también aborda la cuestión de la desigualdad, que considera en muchos casos “el precio a pagar” por los países que quieren aumentar su competitividad, en particular cuando se trata de Estados pobres.
Es “un dilema que los países tienen que resolver, ya que, si no se quiere pagar el precio de la desigualdad, entonces se es Venezuela”, concluyó Bris.
Entre tanto, Estados Unidos ha perdido en el último año el puesto de lugar más competitivo del mundo, que ahora ocupa Hong Kong, seguido de Suiza, y se sitúa en tercera posición.
De acuerdo con los analistas de este centro de estudios, el poder económico de Estados Unidos ya no basta para mantenerlo en la cumbre de la competitividad mundial, donde estuvo en los últimos tres años.
Este ránking se elabora mediante el análisis de 340 criterios derivados de cuatro factores: desempeño económico, infraestructura física e intangible (educación y sistemas de salud), eficiencia gubernamental y empresarial.
También se basa en las respuestas de 5,400 ejecutivos y personas de negocios a los que se pide evaluar a sus propios países.
Para el actual informe, el sondeo, que acabó hace sólo un mes, reflejó que “la incertidumbre política relacionada con las elecciones presidenciales” y la posibilidad de que el republicano Donald Trump llegue a la Casa Blanca domina entre la clase ejecutiva de Estados Unidos, dijo Arturo Bris.
“La inestabilidad de las políticas penaliza mucho la competitividad. La creación de valores y de empresas requiere que haya certidumbre sobre las políticas, ya que las percepciones determinan el futuro”, explicó.
Hong Kong se ha erigido como el estandarte de la competitividad, gracias a que ha creado un entorno muy favorable para los negocios y a que se ha posicionado como un centro bancario y financiero de renombre.
Esta región china, que goza de una amplia autonomía en todas las áreas con excepción de defensa y asuntos exteriores, ha impulsado la innovación a través de impuestos que los autores del estudio consideran “bajos y simples” y de la ausencia de restricciones para que los capitales entren y salgan de este territorio.
Asimismo, se destaca que Hong Kong representa una puerta de entrada privilegiada para las inversiones extranjeras directas a China continental, al tiempo que permite a los inversores de este país tener acceso a los mercados de capitales globales.
Sin embargo, el texto recalca que, aparte de China, Hong Kong y Singapur, la competitividad del resto de Asia “ha retrocedido en su conjunto” desde el anterior informe, hace un año.
Esto explica que Taiwán, Malasia, Corea del Sur e Indonesia hayan perdido varias posiciones en la clasificación con respecto a 2015.
Sobre Suiza se explica que, a pesar de su pequeño tamaño, ha logrado escalar al segundo lugar por su compromiso con la calidad.
“Esto le permitió reaccionar rápido para mantener su economía en lo alto”, señala el documento, que el CMC actualiza anualmente desde 1989 y es considerado un referente académico.
Tras Hong Kong, Suiza y Estados Unidos, siguen en la clasificación de más competitivos -en orden descendiente- Singapur, Suecia, Dinamarca, Irlanda, Holanda, Noruega y Canadá.
Alemania, el Estado con más peso económico de la Unión Europea (UE), aparece en la décimo segunda posición, mientras que el Reino Unido, que en menos de un mes votará en un referéndum sobre su permanencia o no en el bloque comunitario, se encuentra en el décimo octavo lugar.
Bris explicó que el patrón común a los Estados que están en los primeros veinte puestos del ránking es que han dirigido sus esfuerzos a crear un ambiente favorable a los negocios e inversiones, al tiempo que se han dotado de infraestructuras y de instituciones inclusivas.
En Europa, fueron los países del este -en particular Letonia, Eslovaquia y Eslovenia- los que mostraron “los avances más significativos” en materia de competitividad.
Los Estados de Europa occidental también han mejorado en ese ámbito, de la mano de la recuperación del sector público en el periodo post-crisis.