[dropcap]E[/dropcap]ste 16 de agosto se inicia un nuevo período gubernamental. La agenda-país debe continuar. Las tareas pendientes ya se conocen: Pacto Eléctrico, reducción del déficit y endeudamiento público interno y externo; impregnar eficiencia en el gasto y transformar el entramado tributario.
El sector industrial, que ha registrado bajos niveles de crecimiento en los últimos años, con menos de 4% desde 2011, necesita incentivos reales para generar no sólo productos exportables y mejorar la balanza comercial, sino más empleos de calidad. En los primeros tres meses de este año apenas estuvo en capacidad de generar 15,400 puestos de trabajo.
La carga tributaria se ha mantenido durante un año como el factor que más afecta la competitividad de la industria nacional, alcanzando el 21.3% de las respuestas, según la quinta entrega del “Ranking de factores que Afectan la Competitividad”.
El Estado está en la obligación de ofrecer condiciones óptimas al sector industrial, a fin de que produzca para la exportación. La generación de divisas trae consigo una mejor capacidad del país para resistir choques externos y, mejor aún, se dinamizan los sectores que internamente generan empleos, impulsando la demanda interna como consecuencia de un poder adquisitivo más alto en la población.
Y los industriales están dispuestos a trabajar por el país. Confían en el futuro inmediato y a largo plazo de República Dominicana. Cuidar el entorno jurídico, lo que también atrae inversión extranjera de calidad, es un imperativo impostergable en los próximos cuatro años.
Ya lo ha dicho la Asociación de Industrias: ese sector ha trabajado intensamente por incrementar la competitividad junto al Gobierno y al Congreso.
Su compromiso está expuesto en un documento institucional que aparece en esta edición. Su plan es seguir haciendo de la industria un motor de desarrollo nacional cada día más inclusivo y fuerte.
La posición de los industriales es muy explícita: “Tanto el sector público como el sector privado tenemos el desafío de mantener el crecimiento económico y a la vez incrementar la generación de empleo y las exportaciones. La manufactura ofrece la mejor oportunidad de un ajuste de rumbo que implica reorientar la economía hacia sectores con mayor valor agregado, lo que brindaría la posibilidad de aumentar la productividad, elevar los salarios y el nivel de ingresos”.
Los industriales dominicanos tienen la aspiración de contar con una agenda de largo plazo, que vaya más allá del alcance de los instrumentos puntuales de fomento, propios de los ciclos políticos de cada gobierno. ¿Para qué estudiar más la realidad que se vive en el día? Las recetas ya están dadas.
El nuevo período constitucional, que se inicia el 16 agosto, está marcado para enderezar cualquier entuerto y marcar el rumbo de un país más próspero, equitativo, seguro y moderno.